La rebelión de los esclavos mendocinos

Hace más de 200 años, un grupo de sirvientes de origen africano se rebeló en la vieja ciudad mendocina. Aquí, la historia de un ahogado intento de libertad.

La rebelión de los esclavos mendocinos
La rebelión de los esclavos mendocinos

Todo estaba listo, y la fecha para iniciar el motín sería el 3 de mayo de 1812. Pero debido a la rápida reacción del entonces teniente gobernador de Cuyo, coronel José Bolaños, el plan no llegó a concretarse.

Lo que Bolaños desbarató fue un plan de rebelión que iba a ser ejecutado por un considerable grupo de esclavos de origen africano decididos a obtener su carta de libertad.

El principal cabecilla de la sublevación se llamaba Joaquín Fretes, un negro libre llegado de Santiago de Chile. Pero Joaquín no estaba solo en esta lucha; a su lado, se encontraba su amigo Bernardo.

Gracias a los estudios que realizaron los historiadores locales Beatriz Bragoni y Luis Cabellero podemos conocer esta historia.


La triste historia de su llegada
Desde hacía siglos, el comercio de esclavos de origen africano era común en aquella Mendoza colonial. Muchos viajaban desde África y luego, ingresando por el Río de la Plata, eran trasladados a nuestra provincia para cruzar la cordillera rumbo a Chile, donde eran embarcados hasta el Virreinato del Perú.

Si el tránsito cordillerano estaba cerrado por temporales de nieve, estas “piezas” (como eran llamadas estas personas por la administración de entonces) primero eran depositadas en un galpón a pocas cuadras de los límites de la ciudad y luego eran comercializadas y compradas por algunos hacendados o religiosos.

Luego de la adquisición de esclavos, los dueños los incorporaban para desempeñar tareas domésticas. Con el tiempo, la población africana comenzó a crecer a tal punto que a principios del siglo XIX habían más de tres mil negros y mulatos.


Esclavos de la libertad
El líder de la rebelión se llamaba Joaquín Fretes, natural de Guinea, de 24 años de edad, músico. El joven era un negro libre que había llegado a nuestra provincia desde Santiago de Chile. El otro de los cabecillas del movimiento se llamaba Bernardo y su dueño era Francisco Aragón.

Joaquín y Bernardo cultivaron una amistad y seguramente el mismo sueño de libertad. No eran los únicos, la lista seguía con los esclavos Domingo, Juan Manuel, Fructuoso y Miguel. Sus dueños eran de familias bien posicionadas como Cobos, Sosa y Lima, de Rosas y Telles.

Al grupo se sumaron otros esclavos, quienes expandieron en voz baja la información sobre la rebelión que se produciría en Mendoza. Rápidamente, los adeptos a este plan fueron creciendo hasta alcanzar un número aproximado de cien personas.

Para preparar esta rebelión, los esclavos invitaban a sus adherentes a diferentes casas para celebrar alguna cena, después de trabajar o de ir a misa. Otro de los lugares de reunión eran las pulperías, donde se pegaban proclamas y otras peticiones a favor de sus derechos.

Así, surgieron varias ideas de levantamiento contra las autoridades y la élite de Mendoza. Al parecer varios zapateros se unieron al grupo de rebeldes. Mientras tanto, Bernardo, uno de los jefes de aquel movimiento, acopió en su casa algunas armas, pólvora y municiones.

La llegada de las fiestas religiosas, y el nuevo aniversario de los hechos de Mayo de 1810, encendió la convocatoria de esclavos a la formación de juntas para luchar por los derechos libertarios.

Parecía que todo se iba a desarrollar tal como lo habían planeado y se pactó que el inicio de la rebelión sería a las 19 horas del domingo 3 de mayo de 1812.

A esa hora, un grupo de rebeldes se reuniría en el bajo del Zanjón -hoy Canal Guaymallén- y provistos con armas intentarían tomar el cuartel militar. Luego de esta acción, propondrían al gobierno un decreto que diera la libertad a todos los negros.

Pero días antes, los líderes y sus cómplices fueron capturados y puestos a disposición del gobierno.


Se desarticula la rebelión
Ese 2 de mayo, la noticia de que el gobierno había desmontado una rebelión de negros esclavos se esparció por las calles mendocinas.

Se comentaba que estos negros tenían el móvil de tomar el cuartel, asesinar a los funcionarios de turno, luego saquear las casas y tomar el dinero para pagar a los soldados y después de esto adueñarse de una gran cantidad de caballos para viajar a Buenos Aires.

Se supo también que el gobernador Bolaños envió a detener a los dos jefes de esta sublevación y a su grupo.

Después de calmada la revuelta, se publicaron varios bandos en donde se restringía las juntadas de negros en los diferentes lugares habituales.

El proceso criminal a estos se inició el 5 de mayo y concluyó el 18 de julio de 1812; en él declararon negros y mulatos en su mayoría y muy pocos blancos sospechados de estar a favor de la revuelta.

Muy poco tiempo después, la Asamblea del Año XIII dictó la libertad de vientres de las esclavas y puso fin al tráfico de esclavos.

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