La rebelión de Hong Kong

Desde hace dos meses, los hongkoneses se vuelcan a las calles para rechazar imposiciones del gobierno.

La rebelión de Hong Kong
La rebelión de Hong Kong

Es un tiempo de rebeliones inéditas. En Puerto Rico, una rebelión contra la obscenidad derribó al gobernante que causó indignación por la homofobia que expresaba con vulgaridad.

Como en el resto del mundo, en el Caribe las revoluciones y revueltas fueron contra la opresión, la tiranía y la miseria. Pero, aunque el combustible fue la corrupción y la ineptitud gubernamental, en la isla asociada a Estados Unidos al estallido social que derribó al gobernador lo detonó el grosero sexismo que exhibía en un grupo de chat.

También es diferente el estado de rebelión social que sacude a Hong Kong desde hace más de dos meses. Al revés de todas las revoluciones, el levantamiento de los hongkoneses no es para que todo cambie, sino para que todo siga igual.

Por otro lado, si bien es cierto que la historia está plagada de rebeliones por la libertad, en todos los casos se trata de la defensa de la libertad que está a punto de perderse, o por la conquista de la libertad que no se tiene. Y la novedad hongkonesa es que la rebelión general no es para conquistar una libertad que falta en este momento o defender una libertad que ahora se está perdiendo, sino una lucha a futuro. La libertad por la que millones de personas llevan nueve semanas enfrentando represión policial, va a perderse dentro de casi tres décadas.

No es ahora sino en el 2047 cuando la institucionalidad y los derechos y garantías hoy vigentes, serán reemplazadas por las leyes y la institucionalidad que imperan en el resto de China. Sucede que ese año concluye el medio siglo de continuidad jurídica e institucional acordado en las negociaciones que desembocaron en el traspaso de la soberanía británica a la de China.

Las multitudes que colmaron el Chat Garden, en el Distrito Central, donde a los jóvenes que iniciaron las protestas se sumaron los funcionarios de las 52 agencias gubernamentales impulsando una huelga general, se amparan en el derecho a manifestarse que garantiza el artículo 27 de la llamada Ley Básica.

El comienzo

Las protestas comenzaron por el intento de imponer una ley de extradición que Beijing podría usar para extender a Hong Kong su persecución de disidentes. Con los jóvenes a la cabeza, las protestas lograron, primero, que el gobierno local presidido por Carrie Lam suspendiera la aplicación de esa ley. Y luego que la cancelara definitivamente.

¿Por qué continuaron las manifestaciones si la ley de extradición había sido derrotada?

Porque la victoria de los manifestantes, en el mejor de los casos, sólo serviría para los próximos 28. Dejará de servir cuando la Ley Básica que actúa a modo de constitución, deje de tener vigencia.

Las actuales protestas intentan que eso no ocurra. Los hongkoneses no han vivido bajo el totalitarismo comunista impuesto tras el triunfo de Mao Tse-tung sobre el autoritarismo nacionalista de Chiang Kai-shek. Tampoco padecieron el fanatismo inquisidor de la Revolución Cultural.


Huelga. A las marchas se sumaron funcionarios de gobierno. | AP
Huelga. A las marchas se sumaron funcionarios de gobierno. | AP

Desde que en el 2002 Beijing intentó imponer una ley antisubversiva, de manera recurrente se producen protestas demandando ampliar los derechos existentes, como ocurrió en el 2014 con la "Revolución de los Paraguas".

De haber sido consultados sobre el acuerdo de traspaso de soberanía, probablemente la mayoría de los hongkoneses habría votado por continuar en la órbita británica. Si Londres no tuvo en cuenta la voluntad de los habitantes, algo que sí hizo en algunas de sus colonias, fue porque Margaret Thatcher se limitó a cumplir con los acuerdos que, en la primera mitad del siglo 19, pusieron Hong Kong bajo dominio británico.

Tanto el Tratado de Nankín de 1848, como el Tratado de Pekín de 1860, así como el convenio sobre Kowloon y los Nuevos Territorios, que se firmó después, conferían a Londres la soberanía por 99 años. Al cumplirse ese lapso, debían ser restituidos.

En los años ’70 comenzó a negociarse el traspaso. Que en el poder se encontrara Deng Xiaoping, un líder reformista que había sido víctima de la Revolución Cultural, facilitó las negociaciones.

La fórmula "Un país, dos sistemas", ideada por Deng para arribar tanto a la declaración conjunta chino-británica de 1984 como a la declaración conjunta chino-portuguesa de 1989 (referida a Macao, que estaba en manos de Portugal) era la llave del acuerdo. Pero ese pacto imponía un punto final para la institucionalidad diferenciada.

¿El fin de las libertades?

Aunque seguramente continuará la economía de mercado y capital privado, al cumplirse los 50 años establecidos para la continuidad jurídico-institucional, podrían terminar las libertades, derechos y garantías vigentes.

Al negociar con Thatcher la devolución del enclave, Deng ya sabía que la economía colectivista de planificación centralizada había fracasado y no daría ni prosperidad ni desarrollo. Por eso había decidido impulsar la apertura al capital privado.
Hong Kong y Macao servirían para ensayar el funcionamiento del capitalismo bajo el imperio del Partido Comunista. Pero Deng imaginaba que los "dos sistemas" no se limitarían a esas áreas geográficas especiales. Las inversiones privadas se multiplicarían en  toda China.


Jefa de Hong Kong. Carrie Lam suspendió la Ley de Extradición | AP
Jefa de Hong Kong. Carrie Lam suspendió la Ley de Extradición | AP

Cuando concluyan los 50 años estipulados, las reglas económicas vigentes difícilmente corran riesgos. Lo que cambiará es la jurisprudencia.

Ese destino inexorable se alteraría si China se democratizara, pero nada parece amenazar al régimen de partido único y su sistema autoritario. En definitiva, si Li Peng pudo enviar los tanques a la Plaza de Tiananmén para aplastar en 1989 las protestas estudiantiles que reclamaban más democracia y menos reformas económicas que los perjudicaban, fue porque Deng decidió mantener la apertura económica cerrando la apertura política que reclamaban los jóvenes y defendía el ex primer ministro Zhao Ziyang.

Lo más probable es que, dentro de tres décadas, el Estado chino siga siendo autoritario. Para eso fue la masacre de Tiananmén.

El logro de las protestas sería hacerlo desistir de imponer en Hong Kong las leyes y las instituciones que imperan en el resto del país.

Desafiando el peligro de sufrir una represión como la de Tiananmen, los hongkoneses permanecen en las calles. No aspiran a democratizar China, pero sueñan con perpetuar los derechos, garantías y libertades con las que nacieron.

La primera huelga general en 50 años

Hong Kong está viviendo momentos clave, a pocas horas de la huelga general de mañana, la primera desde la década del '60. El caos, la tensión, la represión y los arrestos policiales han precedido a un lunes histórico.


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La Justicia tuvo un papel importante en la crisis al dejar en libertad bajo fianza a los manifestantes detenidos hace una semana y acusados de revuelta, un delito penado con entre 5 y diez años de prisión.

Desmanes y represión, en el noveno fin de semana de manifestaciones  

Desmanes y represión, en el noveno fin de semana de manifestaciones
Decenas de miles de hongkoneses
se volcaron ayer a las calles por noveno fin de semana consecutivo para expresar su rechazo a un polémico proyecto de ley de extradición y en reclamo de reformas democráticas para la ex colonia británica, en una protesta que comenzó pacífica y derivó en desmanes y represión.

La división antimotines de la policía de Hong Kong arremetió y lanzó gases lacrimógenos contra manifestantes en la plaza céntrica de la ciudad, luego de que un grupo destrozara una comisaría, informó la agencia de noticias ANSA.

La protesta había comenzado de manera pacífica con unas 120.000 personas congregadas desde las 16 (la 5 de la madrugada de la Argentina) en el distrito de Monh Kok, un popular destino de compras y escenario de los enfrentamientos de los reclamos prodemocráticos de 2014.

Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, asistieron con consignas en contra de la Policía por el uso excesivo de la violencia durante la represión de las protestas, que la semana pasada terminó con 44 arrestos, y convocaron dos marchas para este domingo, en la isla de Hong Kong y en la bahía de Tseung Kwan O.

"El lunes, huelga", "Recuperar Hong Kong, la revolución de este tiempo", fueron algunas de las consignas que corearon los manifestantes, que llegaron con la premisa de no enfrentarse con Policía.

La mayoría de las tiendas en Nathan Road, una avenida comercial que habitualmente está repleta de turistas, cerraron durante todo el día mientras los manifestantes ocupaban calles no previstas en la ruta inicial sin ningún destino preestablecido.

Sorpresivamente, los manifestantes formaron barricadas para bloquear el túnel Cross Harbor en Hung Hom que conecta Kowloon con la isla de Hong Kong.

La multitud ocupó todos los carriles fuera del túnel y paralizó el tráfico durante aproximadamente una hora, reflejando un cambio de táctica de los manifestantes.

"Con tantos detenidos, el coste de la confrontación directa con la Policía se ha vuelto demasiado alto para nosotros", explicó Jeff, un manifestante que señaló que ahora buscan acciones "relámpago" en lugar de "permanecer quietos durante horas", algo que facilita el trabajo de la policía para detenerlos. "Nadie sabe qué sigue. Improvisaremos", aseguró Jeff.

Mientras tanto, una contramarcha reunió a miles de personas vestidas de blanco y portando banderas de China. Los manifestantes pro gubernamentales se reunieron en un parque para expresar su apoyo a la Policía con carteles que decían “Dale una oportunidad a la paz”.

Esta manifestación llega un día después de que funcionarios públicos asistieran a una concentración en la que pidieron al gobierno hongkonés que escuche a la gente.

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