La rayuela de nuestra educación - Por Leo Rearte

Todo lo que nos falta para hacer un país con educación de calidad. No sólo más días de clases...

La rayuela de nuestra educación - Por Leo Rearte
La rayuela de nuestra educación - Por Leo Rearte

Tierra (con los pies en la tierra). Creer que el solo hecho de rellenar el almanaque con más días de clases es suficiente para que los chicos gocen de mejor educación, es algo así como que usted se deje el bigote tupido y crea que podrá cantar como Freddy Mercury. O que yo escriba esta columna con formato de juego de rayuela, y pretenda ser Cortázar. Nada más alejado de la realidad.

Les propongo igual, como actividad lúdica, que a continuación juguemos a saltar en una pata por los diversos puntos salientes de las políticas educativas que se han puesto en práctica en otras partes del mundo para notar cómo, muchas veces, 2+2 no es 4. Y que un sistema de educación nacional eficiente, como todo en la vida, depende más de la calidad que de la cantidad.

1. Repita conmigo: las escuelas no son guarderías. En Corea del Sur, la sorprendente Estonia (con 135 dís de clases) y en Finlandia, por ejemplo, la educación formal y estricta comienza a los 7 años; en Bélgica, a los 6. Y las evaluaciones duras, no arrancan hasta que los purretes cumplen 11 (cuando se cuenta con la madurez necesaria para asumir este nivel de estrés). Por supuesto que antes, durante y después, los padres no se desentienden de la formación de sus hijos. Es conocida la anécdota que en Finlandia es habitual que los padres tomen como salida de fines de semana ir con los culillos a las bibliotecas. No se pide tanto por estos lados, pero sí entender que las escuelas no son guarderías o depósitos de chicos. Y que la educación es algo "demasiado grande" como para dejársela en exclusividad a los profesionales de la educación.

2. Con tecnología o sin tecnología. Que no sea excusa el "y qué querés si aquí siguen enseñando con pizarrón y tiza y los chicos se aburren". En la mayoría de los países centrales la tendencia es retirar las pantallas de las aulas o usarlas para tareas muy específicas. En Finlandia la educación es lo más tradicional posible: pizarra, libros y palabra. No hay computadoras en los pupitres durante la mayoría del cursado; sorprendente si tenemos en cuenta que la electrónica es la manufactura más importante de ese país.

3. Y a propósito, los maestros no son payasos de nadie. Los chicos tienen que aprender el buen hábito de calentar sillas al tiempo que se lee a conciencia y se aprende. No hay otra. La escuela no es, no será ni debe ser 100% divertida. Como la vida misma.

4. Otro y qué querés: "Y qué querés si acá en Argentina los pibes hacen lo que quieren. Falta rigor". Si hay algo que sobra en los países nórdicos es el respeto por los tiempos de los chicos. La paciencia. Los estudiantes de primaria de estos lares tienen solo 3 o 4 clases al día, con descansos de 15 minutos entre cada uno de los dictados; a los que se suma un break para comer. Si no, la premisa es correr y apurar la evolución de los alumnos para llegar... ¿a dónde?

5. No existe la competencia entre chicos en muchos de los países que lideran las pruebas Pisa. Y las notas con número suelen aparecer recién en 5to curso (niños con 11 años). Igual, las calificaciones siempre son descriptivas para los padres; se trata de informes completos de profesionales que conocen muy bien a los chicos y todo lo que pudieron dar durante el ciclo lectivo y lo que no. Los "numeritos" son, en todo caso, para seguir aprendiendo; no para intentar zafar, o como única llave para ingresar a un colegio secundario de prestigio.

6. Los líderes de las pruebas Pisa ofrecen gratuidad absoluta de todo el sistema (desde preescolar hasta la universidad, incluido comedor, libros, materiales, aunque si hay roturas o pérdidas están obligados a pagarlos) y la inclusión plena. Todos van a clase. Sólo el 3% de los alumnos de los países nórdicos no termina sus estudios. ¿Sabían que en Finlandia no existen las universidades privadas?

7. Libertad. En Polonia (6to en las pruebas Pisa), Canadá y Finlandia, los maestros son dueños del aula y tienen libertad total para enseñar, sin basarse en currículas estrictas. Prima la creatividad y la enseñanza transversal y la certeza de que a los pibes le tiene que picar la curiosidad para resolver problemas. En las escuelas más avanzadas de Silicon Valley quieren abolir la idea de que el chico es más inteligente en cuanto menos estudio necesita. La escuela es como un gimnasio de la mente. Y mientras más se practica, más se esfuerza, más "músculo" se gana. No se ama lo que no se conoce. O lo que no se practica.

8. Ítem "fuera del aula". Los profesores de los países de avanzada no pasan todo tiempo laboral disponible dentro del aula. En Finlandia y en Dinamarca no se dan tantas horas de clases como nos imaginaríamos desde Sudamérica. Al tener un tiempo de aula más reducido, los maestros cuentan con tiempo laboral real para preparar bien sus clases, investigar y reunirse a compartir experiencia con otros docentes. ¿Aquí tenemos en claro que si un maestro está todo el tiempo laboral frente a los estudiantes se lo 'estafó'  obligándolo a trabajar en casa armando su clase y corrigiendo?

9. ¡Un sistema de educación para humanos! En los países con educación de primer nivel los maestros están toda la primaria con los mismos chicos, para conocerlos a fondo y tener en claro sus aspectos fuertes y los débiles. Se respetan los tiempos, y los ritmos. Y ningún docente le toma lista a más de 20 pequeños. En Estonia, uno de los líderes en las pruebas Pisa tras una verdadera revolución educativa, se toman los primeros 10 minutos para charlar con los niños de temas de actualidad y simplemente saber cómo andan. Y tienen 20 alumnos por aula y dos docentes... ¡Andá a contarles que aquí un maestro tiene que hacer dos turnos y corregir hasta 80 niños para redondear un sueldo más o menos digno!

10. Cielo. No digamos que nos importa la educación cuando como sociedad permitimos que un legislador o un concejal gane 10 veces más que un maestro, en ocasiones trabajando 10 veces menos. Las naciones que tienen educación de calidad han decidido firmemente sostener una educación... de calidad. Y han logrado que un docente gane igual que un gerente, un abogado de éxito o un odontólogo prestigioso. En Finlandia, Japón o Corea del Sur, ser maestro es un honor nacional en serio. Y no es un honor de la boquita para afuera; es un honor del bolsillito para adentro. También esto se nota en la exigencia: no cualquiera ingresa a las instituciones educativas.

Las sociedades tienen que elegir su prioridades de verdad. Y dejar de mentirse a sí mismas. Porque si nos engañamos pretendiendo una educación 10 puntos con docentes que son considerados “menos 10”, lo que será de mentirita, finalmente, es nuestro futuro.

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