Golpe por golpe. Así está planteada la pelea que desde 2010 libran la Provincia de Mendoza, antes poder concedente y hoy operador del servicio de agua y cloacas con Aysam, y los ex concesionarios de Obras Sanitarias Mendoza, una sociedad en liquidación que aún controlan con el 65% el grupo Saur y sus socios argentinos de Southwater, actualmente en concurso de acreedores.
Es que luego del round ganado por los privados con la condena del Ciadi al Estado argentino para pagar U$S 42,5 millones a raíz de la expropiación de la empresa, ahora la Provincia espera cobrar un crédito por más de $ 420 millones, que incluye una demanda por daños e incumplimiento de contrato.
El juez del concurso ya verificó el crédito como principal acreedor quirografario (efectivo), con lo que desde el Ejecutivo respiran aliviados, en buena medida porque representa más del 90% del total.
Pero es probable que el monto global supere los $ 500 millones al sumar deudas con ATM ($ 60 millones), multas pendientes con el EPAS, el municipio de Godoy Cruz y la AFIP, entre otras dependencias que se presentaron a la convocatoria de la S.A.L (Sociedad Anónima en Liquidación, desde 2010).
El alivio es doble porque evita los tiempos de la Justicia para resolver una demanda contra los ex accionistas privados por daños y perjuicios e impacto ambiental.
"De no haberse procedido al concurso, podría haber prescripto pero, al cambiar el esquema procesal, los potenciales juicios en base a causas como la desinversión se tornaron en crédito, por eso el tiempo transcurrido no importa”, aclaró el fiscal de Estado subrogante, Javier Fernández.
A su criterio “lo relevante es que a la Provincia se le reconoce un 95%, con lo cual podrá inclinar decisiones importantes de los acreedores”.
A su turno, fuentes vinculadas a Saur se limitaron a calificar de “por lo menos extraña la decisión del juez del concurso, teniendo en cuenta que los síndicos recomendaron reconocer no más del 5% de los créditos reclamados. Normalmente suele haber una relación, pero no la hay”.
Más allá del proceso concursal, los ahora demandados endosan al poder concedente una deuda de $ 132 millones. Paralelamente esperan que avance un recurso ante la Suprema Corte en busca de dos resoluciones que hagan retroceder al Gobierno: una acción administrativa para declarar la nulidad de los decretos de intervención de OSM en 2009 y de rescisión de contrato en 2010, que dio lugar a la creación de Aysam (Agua y Saneamiento Mendoza).
Por otra parte, un planteo de inconstitucionalidad que los eximiría de pagar el monto reclamado en la convocatoria.
No obstante, desde el ámbito oficial toman la probable resolución de la Suprema Corte con pinzas.
Según la Fiscalía de Estado, ya se presentó “un 80% de prueba pericial durante la gestión privada entre 1998 y 2009, en buena parte utilizada en la demanda por administración fraudulenta interpuesta en su momento contra 5 directores de Saur International, de unos $ 20 millones cobrados a la empresa para el pago de salarios entre 2002 y 2008.
Si bien el fallo de la Suprema Corte puede llevar un año, hay una confianza prudente en el Gobierno. En primer lugar, porque se considera que la postura del grupo francés y sus socios puede flexibilizarse, tal como observan que fue el arbitraje del Ciadi: el reclamo inicial de un resarcimiento de U$S 144 millones terminó en poco más de U$S 42 millones.
En segundo término porque apuestan a que la acreencia por $ 420 millones puede cobrarse mucho antes del dictamen del Máximo Tribunal, con lo cual, frente a la obligación de pago del Ciadi, “al dólar oficial, quedará saldo a favor”.
OSM S.A entró en convocatoria en 2013. Había comenzado con una cartera de 130 mil clientes morosos en 2010 que se redujo a 40 mil, hoy equivalente a unos $ 12 millones por cobrar.
Pero su contabilidad muestra que Mendoza es el principal deudor de la sociedad, con $ 132 millones en bienes de uso. En cualquier caso, el tiempo corre ya que al cabo de 4 años de proceso la obligación prescribe, con lo cual OSM tiene por delante sólo un año para percibir el total pretendido.
