Los municipios de la provincia, y en especial del Gran Mendoza, invierten ingentes sumas de dinero a raíz del vandalismo que soportan sus espacios públicos.
En una investigación de Domenico Di Siena, “Espacios sensibles”, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, leemos: “El espacio público es el lugar común de la ciudad, de todos los ciudadanos y ciudadanas. El espacio público define las esencias de una ciudad, su carácter o, si se prefiere, su alma. También es donde se ‘teje’ ciudad, pues se va configurando la cultura de una comunidad. Se puede pensar que la imagen de la ciudad se expresa con sus íconos arquitectónicos. Los edificios singulares son sólo el adorno o el desdoro o, en el mejor de los casos, las joyas que adornan la ciudad, nunca su carácter esencial. Convendría acotar, entonces, qué entendemos por espacios públicos. A la cabeza nos vienen, en primer lugar, los parques y plazas más singulares de la ciudad”.
Nos convence el argumento de considerar a los ámbitos compartidos como sitios “de todos los ciudadanos”. Un ámbito común que queremos privilegiar, disfrutar, pero que no siempre podemos resguardar.
La introducción viene a cuento de muchos despropósitos que observamos en recorridas por lugares comunes. Es lamentable que sea un tema recurrente del que ya nos hemos ocupado muchas veces.
En la acción de vandalismos en fachadas de monumentos, edificios públicos y plazas, el ataque sin sentido se mezcla con el robo.
Un alerta al respecto la proporcionó un lector comprometido que registró con su teléfono celular daños en luminarias en la recientemente remodelada plaza España, una de las cuatro plazas satélite proyectadas por el agrimensor francés Julio Balloffet en 1863.
Estos hechos de latrocinio exceden al paseo que alguna vez se llamó Montevideo o Carlos Pellegrini, aunque pareciera que hubiese algo particular con esta plaza que, a lo largo de los años, ha sido agredida de distintas maneras.
Puntualmente en este espacio recién restaurado, cuyos trabajos de mejoras se inauguraron el 6 de setiembre, se ha detectado la sustracción sistemática de artefactos de iluminación, ya sea los del Monumento a la Confraternidad Española-Argentina, como los que alumbran los árboles. Desaparecieron a pesar de que se construyeron unas cajas metálicas para su protección, que fueron golpeadas para poder sustraer los artefactos. Estos elementos ya han sido repuestos por el municipio pero, en algunos casos, han sido robados nuevamente. Los desconocidos también se apoderaron de picos o toberas de riego dificultando el correcto riego de algunas zonas del paseo.
Molesta más lo descripto cuando nos enteramos que la inversión de obra fue aproximadamente de $ 45.000.000 y consistió en su renovación total. Nuevos pisos, cambio total del sector de juegos con la incorporación de pisos de goma para evitar accidentes de los niños, nuevos sistemas de riego y eléctrico, moderna iluminación, puesta en valor del conjunto escultórico, renovación de las mayólicas y recuperación de la fuente.
Desafortunadamente se han comprobado otros hechos de vandalismo en los renovados espacios públicos. En el Parque O’Higgins han sido vandalizados los flamantes baños públicos, la tela que divide el sector del Gabriela Mistral fue rota y desaparecieron algunas luminarias. En el paseo Venezuela, sobre calle Boulogne Sur Mer a la altura del Barrio Cano, ocurrió lo mismo con los picos de riego, etc.
Además de pretender generar conciencia con estas líneas, sería deseable que alguna vez se supiera quiénes son los autores de esos ilícitos y que se los sancionara severamente.
En paralelo queremos estimular el cuidado por parte de los buenos ciudadanos de todos los espacios públicos, convirtiéndose en custodios de esos lugares ya que, de alguna manera, son sus legítimos dueños.
