La sanción definitiva de un proyecto de ley que establece un régimen de promoción de la ganadería en las zonas áridas puede constituir un aliciente importante para una actividad que ha ido ganando espacios en gran parte de la provincia durante los últimos años.
La norma legal dispone que se destinen 100 millones de pesos anuales, del Plan Federal del Bicentenario, que está bajo la órbita del Ministerio de Agricultura de la Nación, para impulsar la ganadería en las regiones del país que tienen suelos áridos, donde las precipitaciones son menores a 450 milímetros anuales.
El desarrollo de la ganadería en zonas de secano es un fenómeno que no corresponde sólo a la Argentina. Venía produciéndose en distintos lugares del mundo, comenzando por España, aunque a diferencia de lo que sucede en nuestro país, los lugares de cría y engorde de ganado no fueron ganados por los granos sino por otro tipo de cultivos. En el caso de la Argentina, el denominado boom de la soja generó que la actividad ganadera fuera trasladándose hacia zonas marginales.
Actualmente, en el país hay más de seis millones de hectáreas sembradas con soja, convirtiendo a la Argentina en el cuarto productor mundial del grano, el primer exportador mundial de aceite de soja y el segundo en harina de ese producto. Es el rubro de exportación de mayor incidencia en el Producto Bruto Agropecuario y el mayor generador de divisas. La producción se centraliza especialmente en la región pampeana, y Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires son las provincias con mayor producción.
No es de extrañar entonces que el cultivo de esa leguminosa haya desplazado a la actividad en los campos que antes estaban destinados a la cría y engorde de ganado. De acuerdo con las propias cifras proporcionadas por consultoras específicas, la Argentina, en los últimos cuatro años, ha perdido 12 millones de cabezas de ganado y los especialistas indican que, en el mejor de los casos y recomponiendo a un nivel de un millón de cabezas por año, se necesitarán doce años para recomponer lo que se perdió en cuatro.
El problema no sólo afecta a los trabajadores del sector sino que tiene incidencia sobre la población en general, ya que en la actualidad se paga 120 por ciento más y se consume 20 por ciento menos que hace 4 años. Otro dato interesante radica en el hecho de que, a pesar del crecimiento poblacional, la Argentina mantiene el mismo stock ganadero que hace 50 años (45,7 millones de cabezas en 1952 y 48,9 millones en 2013).
Frente a ese panorama, se abren importantes posibilidades para el desarrollo de la ganadería en las zonas áridas y Mendoza, con una media anual de precipitaciones inferior a los 450 milímetros anuales, como indica la norma legal, puede resultar beneficiada con la promoción de la ganadería en el secano.
Lugares donde, por la carencia de agua no sólo de lluvia sino también de deshielo, resulta imposible desarrollar cualquier tipo de cultivos, pueden convertirse en zonas importantes para la cría de ganado en razón de que el engorde se puede producir en otras zonas del país, en campos rotativos o bien en los feet lot, como está ocurriendo en los últimos años.
De acuerdo con lo que se indicó oficialmente, existen alrededor de 1,6 millón de cabezas de ganado bovino (el 3,5 por ciento del total nacional) repartidos entre las provincias de San Luis, Mendoza, La Rioja y San Juan. En el caso específico de nuestra provincia, el sur mendocino es la muestra más cabal de la importancia de la actividad, la que se ha trasladado últimamente hacia algunos departamentos del Este, como Santa Rosa y La Paz.
El proyecto fue precisamente de autoría de un legislador nacional por Mendoza, Omar Félix, un hombre del Sur que conoce la actividad y abre la posibilidad de que se destinen fondos para la actividad que sea más necesaria, partiendo del fomento a la reproducción hasta la industrialización, incluyendo la recuperación y mantenimiento de los caminos ganaderos.
