Asume sin complejos los 24 años de edad que la separan de su exalumno y esposo. Guapa, con ese toque de glamour francés, Brigitte Macron es el gran amor y el mayor apoyo del próximo presidente de Francia.
De 64 años, esta rubia de ojos azules ha estado siempre junto a su esposo desde que éste dejó el año pasado el cargo de ministro de Economía para lanzar su movimiento ¡En marcha!, con la mirada puesta en el Elíseo.
Bronceada todo el año, adepta a los pantalones ajustados y a los zapatos de tacón de aguja, Brigitte se ha vuelto una habitual de las portadas de prensa del corazón, fotografiada caminando de la mano con su esposo por París o en bañador en las playas del sur de Francia.
Nacida en Amiens (norte), en el seno de una acaudalada familia pastelera, Brigitte Trogneux parecía prometida a otro destino. Cuando conoció a Emmanuel a principios de los años 1990, estaba casada y era madre de tres adolescentes.
Tenía entonces 39 años, era profesora de francés y dirigía un taller de teatro en un instituto de Amiens. Al conocer al futuro presidente, entonces un alumno de 15 años, se sintió “totalmente cautivada” por su inteligencia. Emmanuel desafió todos los tabúes y le declaró su amor.
“Con 17 años, me declara: 'hagas lo que hagas, ¡me casaré contigo!'”, cuenta. “Poco a poco venció todas mis resistencias”.
Finalmente, Brigitte Trogneux dejó a su marido banquero y se casó en 2007 con Macron, con quien se mudó a París. Allí empezó a dar clases en un instituto privado, mientras él se desempeñaba como alto funcionario, banquero y, finalmente, entraba a formar parte del gobierno del presidente socialista François Hollande. Brigitte, “siempre presente y cada vez más. Sin ella, no sería quien soy”, dijo Macron, agarrando a su esposa de la mano ante los militantes entusiasmados la noche en que ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales.