Con una producción total estimada cercana a los 600 millones de kilos para esta temporada, la fruticultura de Mendoza va a superar claramente, en volumen, el paupérrimo desempeño que tuvo en el ciclo 2013/2014 (por el estrago que causaron las heladas tardías); aunque no todos están de acuerdo con que este vaya a ser, necesariamente, un buen año comercial para el sector de la producción primaria.
Lo cierto es que, según el Pronóstico de Cosecha Frutícola de la campaña 2014/2015, realizado durante noviembre y difundido en los últimos días por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza, sobre un total de 40.527 hectáreas de plantas en edad productiva, se estima que la campaña 2014/2015 podría cerrar con una producción total de 608.932 toneladas de frutas de carozo y pepita (queda fuera del pronóstico el cultivo de olivos y de uva de mesa), con destino a consumo en fresco y a industria.
Este volumen estimado representa un 12,5% menos que las 696.557 toneladas que el IDR había pronosticado para el ciclo 2012/2013, el último año que podría considerarse con “cosecha completa” y, por lo tanto, válido como referencia.
Recordemos que la producción de la temporada 2013/2014 había registrado uno de los indicadores productivos más bajos de las últimas décadas, a raíz de las pérdidas que provocaron las heladas.
Como resultado de esta comparación, se proyectan caídas en la producción de la mayoría de las especies, salvo la cereza (50% más) y la manzana que, según el Pronóstico oficial, se situaría un 28% por encima de lo que se había pronosticado para la temporada 2012/2013.
Como especie, el durazno estaría sumando el mayor volumen esperado de cosecha, con algo más de 226 millones de kilos. En el caso del durazno para industria (que totalizaría unos 140 millones, sobre 7.100 hectáreas en edad productiva), la producción esperada en el Valle de Uco será superior a años previos, mientras que se han visto disminuidas por heladas, las producciones de las zonas Sur y Este.
Pero por destino de la producción, los números más altos -por ahora- los muestra la ciruela para desecado, con 171 millones de kilos, aunque sumándole las variedades para consumo en fresco, apenas estaría sobrepasando los 204 millones de kilos.
En este último caso habrá que esperar ya que en ciruela para desecado, vienen reiterándose caídas de frutos por accidentes climáticos y -sobre todo- por problemas fisiológicos, como la “mancha roja”, que producen una gran variabilidad en los volúmenes de cosecha.
Por eso, en enero, el IDR hace un ajuste de la estimación para determinar la incidencia del fenómeno, por lo que las cifras antes mencionadas seguramente serán corregidas a la baja.
Cotejando datos
El trabajo, que permitió estimar la cosecha de cereza, damasco, ciruela y durazno para consumo en fresco y para industria, manzana y pera, se basó -como cada año- en un muestreo realizado en cada uno de los oasis productivos de la provincia y en la superficie implantada por especie, según datos del Censo Frutícola de 2010.
La excepción fue el durazno para industria, en cuyo caso el IDR actualizó la información con el Censo de Productores de Duraznos 2014 del que surgió una disminución del área cultivada (en aproximadamente un 12%) respecto de lo que se había relevado cuatro años antes.
Aunque en las demás especies no hubo actualización del Censo 2010, el informe que acompaña al pronóstico consigna que “un caso particular presenta el cultivo de ciruela para industria, en el que la superficie efectiva ha aumentado considerablemente y que en el caso de durazno y ciruela para consumo en fresco, pera y manzana, la superficie se ha mantenido prácticamente estable en las últimas temporadas”.
Desde el sector privado hay acuerdo, en general, con los números que arrojó el pronóstico. Quizás el sector donde las cifras van más parejas es en durazno para industria.
De hecho, el propio informe del organismo oficial consigna que “sólo en el durazno para industria existe una fuente de control sobre la cosecha real, dado por el balance que realiza la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim) anualmente, y que contra este valor, comparando las últimas cosechas, el error promedio es de 5% entre lo estimado y lo cosechado”.
Algunas diferencias
Lo que llamó la atención en el sector privado, fue el dato sobre la producción estimada de manzanas que, con casi 89 millones de kilos proyectados para esta temporada, estaría superando en casi 28% a los algo menos de 70 mil estimados para el ciclo 2012/2013.
Sobre estos datos, Raúl Aruani, gerente de la Asociación de Productores y Empacadores de Frutas Frescas (Aspeff) de Mendoza, puso reparos.
“Creo que no cabe esperar ese volumen”, advirtió. “Primero -continuó-, porque se han seguido erradicando montes. Lo han hecho productores medianos y algunos más chicos que, si no los han erradicado los han abandonado”.
De manera que, al multiplicar los datos relevados en las muestras tomadas para hacer el pronóstico, por las hectáreas que había en 2010 va a dar un número que “no creo que refleje la realidad de esta temporada”.
Además, Aruani aportó otro argumento para abonar su afirmación en el sentido que “si bien el recuento de frutos puede dar una proyección del orden estimado, difícilmente se llegue a la cosecha con la cantidad indicada”.
Explicó que, “los frutos no van a tener buen desarrollo porque, debido a la baja rentabilidad y la consecuente disminución de la capacidad financiera del productor, no se han realizado algunos trabajos culturales, no se está fertilizando en la medida de lo necesario y no sé si el productor va a poder hacer los tratamientos sanitarios que necesiten las plantaciones para llegar con una fruta de tamaño y calidad comercial para contabilizar esos kilos consignados en el pronóstico”.
Por otra parte, Aruani está de acuerdo con que cabe esperar una disminución de alrededor del 25% en el volumen de producción de peras para esta campaña respecto de la ante pasada.
Para la Aspeff esa diferencia en menos estaría dejando el número final en 75 millones de kilos. Pero el gerente de la entidad no descartó que la cosecha finalmente pudiera quedar en algún volumen situado entre esa cifra y la de 65 millones que estima el IDR.
Poco resto financiero
En cuanto a las dificultades de los productores para atender adecuadamente sus cultivos, es algo que no escapa al análisis que hacen en el ámbito del Gobierno.
En realidad, al momento de anunciarse los resultados del pronóstico, el propio ministro de Agroindustria y Tecnología, Marcelo Costa, admitió que en el retroceso de este ciclo respecto de la media histórica, incidió -además del daño que provocaron algunas heladas en el Este y en el Sur- la falta de recursos suficientes de los productores para hacer frente a las labores, después de un año con muy poca producción.
Desde el IDR, el gerente general del organismo, Francisco Gómez, admitió que “en el caso de la manzana, por ejemplo, esperamos calibres menores que los de una temporada normal, porque viene una producción alta y no ha habido incidencia considerable de raleo porque los últimos años no han acompañado los precios y el raleo es una labor de alto costo”.
En el resto “se esperan calibres intermedios, levemente superiores al 2012/2013 en pera y en ciruela en fresco, y en durazno de industria hay una dispersión grande porque, cuando hicimos el relevamiento, nos encontramos con montes poco raleados o sin ralear y, en aquellos casos donde se raleó, los calibres van a ser buenos”, admitió.
Sobre este punto, desde Tupungato -donde produce duraznos para fábrica- Roberto Meli deslizó alguna preocupación por los calibres de esa fruta. Señaló que “no se raleó bien” y eso podría ser determinante de tamaños relativamente menores.
Atribuyó el problema a la falta de mano de obra para realizar esa delicada labor, porque hubo fuerte demanda de otras producciones, como la cosecha de cereza o la arrancada del ajo.
El productor tupungatino reveló que, como faltaba personal, “la gente iba pidiendo cada día más, y se ha llegado a pagar el raleo entre 10 y 15 pesos por planta”.
Escenario comercial
Hasta inicios de esta semana, desde el sector privado preferían no hablar todavía de precios para la fruta.
En realidad, quien tiró el tema sobre la mesa fue el propio ministro Costa cuando, durante el anuncio del pronóstico se encargó de remarcar que, ante la esperada merma en la cosecha en relación con los volúmenes medios normales, “creemos que tiene que ser un buen año para el productor, respecto del precio, por dos motivos: primero, que no hay una superproducción y segundo, porque ningún industrial tiene stock, por lo tanto, el precio que se tendría que pagar debería ser acorde al costo de producción más la rentabilidad del productor, porque no hay ningún argumento económico o técnico o de la producción, que justifique la posibilidad de que baje el precio”.
Subrayó que “la oferta va a estar por debajo de lo normal y la demanda va a ser muy fuerte por lo que creemos que va a ser un muy buen año para los productores”.
Por eso Costa reveló que no van a salir con los fideicomisos para sostener el precio base para la compra de durazno y de ciruela de industria. Aunque podría suponerse que al hablar de un buen año para los productores Marcelo Costa se refería más bien a la producción de fruta para industria, desde la entidad que nuclea a productores y exportadores de frutas frescas salieron al cruce del optimismo del ministro.
El gerente de la entidad, Raúl Aruani, advirtió que, cuando el ministro dice eso, “siembra una expectativa como que al productor le va a ir espectacularmente bien este año, que están dadas todas las condiciones, pero el volumen que eventualmente vayamos a cosechar, no es la única variable que juega en la formación de los precios”.
En ese sentido explicó que “al no haber un mercado propicio para la exportación, la mercadería se vuelca al mercado interno, genera sobreoferta y el precio baja significativamente en frutas de mediana calidad y de mediano calibre por lo que la perspectiva de precio puede no ser buena”.
Preocupa el escenario para la fruta en fresco
El gerente de la Aspeff, Raúl Aruani, insistió en que “me parece muy superficial decir que porque hay 20% menos de producción, el productor va a tener un buen precio”, en clara referencia a las expresiones del ministro Marcelo Costa en ese sentido.
“El hecho que haya menos mercadería puede hacer presumir mejores precios, todos lo deseamos y lo necesitamos, pero no hay que desestimar dos cuestiones fundamentales: la imposibilidad de exportar, por falta de competitividad, y lo que está dispuesto a pagar el consumidor en el mercado interno, que sólo resiste una oferta acotada porque, cuando uno metió dos cajas más el precio se viene abajo”.
Además -remarcó- que hay que “ver en qué condiciones de calidad llega la fruta a cosecha, cuando buena parte del sector no ha tenido capacidad financiera para realizar las labores necesarias en los montes”.
Esto, “agravado por el problema que han tenido hace un par de semanas los exportadores patagónicos en Rusia donde, ante la devaluación del rublo, directamente les rechazaron un cargamento de peras y manzanas que todavía no habían bajado del barco y no sé adónde irá esa mercadería”.
Pero advirtió que “eso sería lo de menos. El problema mayor es que si esta temporada que viene, la fruta de pepita de Patagonia no va a tener a Rusia como uno de sus destinos comerciales, va a ir a parar a Brasil o al mercado interno argentino”.
Recordó que “Mendoza produce un volumen equivalente a sólo el 15% de lo que produce la región patagónica, de manera que nuestros precios quedan condicionados, también, por el destino comercial de la fruta de Río Negro y Neuquén”.
Por otra parte -y en referencia a la eventual demanda de fruta para industria en la región- pudo saberse que, importantes elaboradoras rionegrinas de pulpas y jugos de peras y manzanas, habrían dejado trascender que este año directamente no piensan abrir.