En medio de los escombros, de pupitres desvencijados y sin uso, de techos que se vienen abajo y pisos que cedieron por el paso del tiempo; todavía ostenta su alteza -estampado en las fuertes paredes de adobe y resistiendo al abandono igual que ellas- un viejo pizarrón.
Sobre su pintura negra, estudiaron y se proyectaron generaciones y generaciones de tupungatinos desde que, en los '40, este edificio albergó la primera escuela que existió en la villa cabecera de Tupungato.
Desde la plaza principal General San Martín se puede ver esta tradicional fachada escolar, que ya constituye un hito del paisaje urbano y social del departamento. Pese a ello, años de desidia y falta de inversión hicieron que los colegios a los que dio cobijo a lo largo de su historia se mudaran a edificios a estrenar o en busca de otros menos riesgosos donde tener clases.
En el lugar, sólo siguen con actividad escolar un puñado de aulas -construidas más recientemente- que se ubican en el fondo del terreno y donde hoy asisten los 200 alumnos del Cebja (Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos) Monseñor Fernández
El resto del inmueble -el inhabitable, el que representa el paisaje mismo de la desolación- está cerrado bajo llave para evitar accidentes y a la espera de que alguien tome la decisión -tan demorada- de recuperarlo o demolerlo.
"Recuperemos el Sarmiento" es una página que abrió un grupo de vecinos el año pasado con la intención de salvar lo que queda de la edificación. En realidad, la iniciativa surgió en un encuentro de egresados de la secundaria Faustino Sarmiento, quienes buscando fotos para armar el festejo de sus 40 años de promoción, se toparon con la triste actualidad de su "vieja escuela". Después, varios tupungatinos se sumaron a esta cruzada.
"Sabemos que, por las condiciones en las que está, restaurarlo puede ser más costoso que hacer un edificio nuevo. Pero habría que estudiar si se puede recuperar, al menos, una parte y convertirlo en museo o talleres de arte. Es algo muy preciado para nuestra sociedad", expuso Ricardo Balestra, uno de los vecinos preocupados.
La comunidad tiene la herida, aún abierta, de no haber podido salvar el cine Artemisa, el cual fue derrumbado en 2011 pese a tener la declaratoria de bien patrimonial.
La escuela fue sede de la primera primaria que hubo en la villa cabecera de Tupungato, la escuela Emilia Herrera de Toro. Una foto de su fachada ya aparece en el libro que el profesor Dionisio Chaca publicó sobre el departamento en la década de 1940.
"Conserva toda la tipología de los establecimientos escolares de la época. Siempre existió miedo al derrumbe, pero sus paredes anchas de adobe macizo han demostrado tener una resistencia inesperada a temblores y al paso del tiempo", detalló Violeta Masarrutti, diseñadora local especializada en Patrimonio.
Buena parte de los tupungatinos se instruyeron en sus aulas. A su turno, funcionó allí la escuela Toro, la primaria Dionisio Chaca y la secundaria Domingo Faustino Sarmiento. Hasta el año pasado, dictaban en el sector más nuevo (edificado en 1980) algunos profesorados del IES 9-009 de Tupungato. Y, actualmente, funciona el Cebja 3062 en tres turnos, junto al plan FinEs.
María Espilocín, directora del centro de Adultos, contó que tienen en proyecto adaptar un aula -de las que están habitables- como salón de usos múltiples. Explicó que han ido realizando mejoras junto a Infraestructura Escolar para que el sitio sea más confortable y seguro: sanitarios nuevos, veredín de ingreso, calefacción, cierre perimetral, etc. Ahora, el Cebja ha presentado una nota para que limpien la zona inhabilitada, que se está convirtiendo en un foco infeccioso.
De acuerdo a las fuentes consultadas, no existen documentos que atribuyan un valor patrimonial a esta escuela. Pese a que muchos vecinos sostienen que fue declarado "edificio histórico", la ordenanza tupungatina (Nº 90) que creó el "Registro del patrimonio cultural" del departamento en 1994 no lo incluyó. Por entonces, funcionaba allí la escuela Chaca.
Ese puede haber sido el motivo por el que los ediles buscaron "el registro, protección, conservación y/o restauración" de 16 bienes -entre ellos casas particulares- y no el de esta escuela histórica. Tanto el terreno como la construcción pertenecen a la Dirección General de Escuelas. Desde Infraestructura Escolar, apuntaron que no tienen ningún proyecto en marcha para restaurarlo. Las autoridades de la DGE dijeron no haber recibido ninguna propuesta al respecto, pero que "están abiertos a cualquier iniciativa vecinal".
El concejal Gustavo Soto analizó el archivo del CD expuso que la DGE recibió un terreno en donación en el barrio Jardín del Sauce para construir una nueva escuela para el Cebja. Oscar Carrizo, director de Educación de Tupungato, mencionó la donación del terreno, que hoy estaría destinado a una primaria recientemente creada. "El municipio tenía la intención de conservar la fachada como patrimonio y construir allí un centro de congresos y exposiciones, que hoy carece el departamento".
Pocas aulas habilitadas
Este edificio, ubicado en la calle Matons de la ciudad tupungatina y frente a la plaza San Martín, fue construido antes de 1940. Fue la sede de la primera escuela primaria de la villa, la Toro. Pero esta fue creciendo y debió abrir aulas complementarias en lo que hoy se conoce como 'la placita de los juegos, sobre calle Belgrano. Cuando la matrícula se hizo demasiado grande, la Toro se mudó a su actual edificio.
Entonces, allí funcionaron las escuelas secundaria Domingo Faustino Sarmiento y primaria Dionisio Chaca. La primera se trasladó a su nuevo 'hogar' en los comienzos del '90 y en el '96, hizo lo propio la escuela Chaca, que tiene su moderno establecimiento a una cuadra del edificio en cuestión.
Hasta el año pasado, cursaban en las aulas más nuevas algunos alumnos del IES 9-009, pero se trasladaron al flamante centro universitario. Ahora, sólo queda allí el Cebja.