Llueve incesantemente sobre la ciudad de San Francisco y el pronóstico no se muestra alentador para las próximas horas. La ciudad cordobesa sufre la inestabilidad climática de este otoño raro desde hace una semana. Sol y lluvia. Lluvia y sol. Lluvia y más lluvia. Y mientras las mesas de café discuten sobre si habrá partido o no, la ciudad transcurre la jornada con absoluta normalidad, aunque, nobleza obliga, conquistada por paraguas y pilotos.
Este es el escenario a pocas horas del choque de ida por una de las semifinales del Federal A, donde Sportivo Belgrano será local de Gimnasia y Esgrima.
La lluvia con que amaneció San Francisco invita a pensar un escenario muy distinto al que habrán imaginado Darío Alaniz y Martín Abaurre en la semana.
El Gran Hotel Devoto, lugar elegido como bunker blanquinegro, respira la habitual calma de sus días, aunque se huele fútbol en cada rincón. Por aquí y por allá andan los colores del Lobo mendocino. En el hall de ingreso, en las habitaciones, en la vereda...
Afuera, mientras la lluvia no da tregua, los periodistas que viajamos para realizar la cobertura del encuentro discutimos el equipo. "Marchiori; Fernández, Mondino, Marín, Aguirre; Ramírez, Garay, Cortizo, Becerra; Cucchi y Palacios Alvarenga", repite un colega. "Mateo (Ramírez) por Espinosa", reflexiona otro. Distintas características, mismas intenciones. Lastimar por las bandas. Con más control de pelota y menos verticalidad. Cambia condiciones la dupla técnica. Le devuelve minutos a uno que no venía jugando; le da aire. Y en definitiva es lo que viene haciendo Gimnasia: recuperar la calma; olvidar el mal rato.
La chance aún está intacta para los mendocinos. De cuatro equipos que aún siguen en carrera uno solo festejará. Hay presión en cada bando, es cierto, pero en el bunker de los mendocinos se disimula muy bien. Ahí va el mate, de mano en mano, con los compadres Cucchi y Palacios Alvarenga como abanderados. No faltan sonrisas. Todo es confianza de cara al primer duelo ante los cordobeses.
Mientras, esta ciudad que limita con la provincia de Santa Fe exhibe sus virtudes de tierra próspera y fértil. Sin tanto tránsito como las grandes urbes, bajo un cielo gris, los pájaros imponen sus condiciones. No voy a mentir; la siesta asoma y no hay quien parezca decidido a contrariarla.
