La política

La política

La política es la expresión más alta de amor de los hombres viviendo en sociedad; y por la sociabilidad del hombre es que ésta nace. La política es el medio por el cual la sociedad puede alcanzar su Bien Común, es el puente que poseen los hombres para lograr su plenitud de manera mancomunada. Por este motivo es la expresión más alta de caridad o de amor, porque a través de la política los hombres se ponen al servicio de sus semejantes, usted o yo nos ponemos al servicio de nuestro prójimo o vecino. Esa es la esencia noble de la política.

Hoy en día, la política, es menospreciada por la mayoría de la ciudadanía, porque para la gente es sinónimo de corrupción, mentira y fraude. Es muy comprensible tal juicio, ya que es producto de la experiencia vivida y adquirida, a través de años y años de malos gobiernos y malos representantes, que lejos estuvieron de servir a la ciudadanía, al contrario, ya sea por negligencia o comisión, trabajaron para satisfacer intereses ajenos y nocivos al Bien Común de la sociedad.

No hay una política mala y otra política buena, lo que hay es malas acciones políticas, cometidas por malas acciones de los hombres que hacen política. Es decir, la política no es mala, sino los hombres que la ejecutan. Aunque muchas veces es preciso separar la acción de la intensión, ya que es posible que algún mal obrar en política sea producto de la inoperancia, y no de la mala intención. Sabemos que la política, como arte, siempre va a buscar el bien posible, para que la sociedad se construya sólidamente. Y en esto la clase política ha fallado, ya sea por negligencia, inoperancia o corrupción.

La vida civil de las personas en sociedad, debe ser guiada por la política. La función de esta es conducir a los pueblos para que alcancen su desarrollo, iluminando la inteligencia, fortaleciendo la voluntad y ordenando los afectos, de la humanidad en sociedad. Por eso debe ir siempre de la mano de la moral, que es el tablero de comando que posee cada hombre y la sociedad para vivir dentro de los límites adecuados, donde en la medida de lo posible, nadie se vea perjudicado en su dignidad e integridad.

Si la política debe ir de la mano de la moral, es preciso que sus principales agentes, los políticos, sirvan a la ciudadanía a la luz de la misma. Tampoco es cuestión de tender al sol trapitos ajenos, cada pueblo tiene el gobierno que se merece, y la clase política es reflejo de la sociedad que representan, si hoy en día la clase dirigente es sinónimo de corrupción, de manera indirecta o directa es producto de los propios vicios que tenemos como sociedad. De aquí surge una doble necesidad, la de una clase dirigente alejada de la corrupción y de los vicios del poder, y una sociedad que acompañe y exija en el día a día que tales ideales no solo se alcancen, sino que también sean perfectibles.

El ciudadano de a pie, y el dirigente político y social, tienen la necesidad y casi diría que el deber, de ponerse uno al servicio del otro para que sistemáticamente la sociedad pueda construirse, no abandonándose entre sí, sino dejando de lado la división, que produce desunión y quebranto social. "Si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera" … es necesario establecer un consenso social, donde el encuentro y el diálogo sean los puentes para edificar la sociedad que queremos. Esta es la principal tarea que le toca a la clase política establecer, para poder determinar un planeamiento político y estratégico de Estado, para que, dentro de 10, 20 o 30 años podamos ser una gran nación.

Tristemente el mal accionar de la política, no solo tiene repercusiones en lo inmediato, sino también en lo mediato y en el largo plazo. En esto no existe el azar, sino lo causal. Nuestro subdesarrollo, los malos resultados en la educación, el desempleo, la pobreza estructural, la falta de saneamiento, la inseguridad, el narcotráfico, etc., son males que hoy padecemos como sociedad, no son contingentes ni circunstanciales, al contrario, forman parte de la estructura social nacional y regional. Y es ahí donde se ve reflejado el mal accionar político y social.

En esto debe haber consenso, y aquí es donde debemos exigir política y de la buena. la integridad y dignidad de cada persona y de la sociedad entera, está en riesgo, y bajo esta premisa debemos establecer la vara de exigencia para con nuestros gobernantes.

Nos hemos adentrado en medio del clima electoral, debemos elegir a nuestros representantes legislativos. Deberíamos tomar conciencia, y enfocarnos, no solo en caras nuevas o viejas, sino más que nada en los proyectos o políticas de Estado que necesitamos que se ejecuten e implementen, ya que es preciso salir del pantano en el que estamos enterrados. Se lo puedo expresar en simples datos, pero alarmantes: 32% de pobreza, 4100 villas, 810 mil familias en hacinamiento, entre un 50% y 70% de nuestros jóvenes y niños no se eximen escolarmente, profundización del narcotráfico y la inseguridad, uno de cada dos niños está bajo los riesgos de la pobreza y miseria, etc.

Esto es lo que necesitamos resolver, y para esto necesitamos exigir y exigirnos que estos temas se pongan ya en agenda.

En "La Política" está el camino que debemos tomar para salir adelante, la realidad actual exige que haya dirigentes a la altura de las circunstancias. Necesitamos políticos que sirvan a las necesidades actuales del país, de lo contrario vamos a seguir anclados en este vacío, donde abunda la desigualdad, la violencia, el hambre y la miseria. La Política y los políticos son necesarios, entonces salgamos del letargo y elijamos a aquellos que respondan con sus proyectos a las necesidades estructurales que necesitamos resolver. Elijamos y acompañemos, no abandonemos, ellos dirigen, el resto de la sociedad debe acompañar, ese compromiso también es necesario. La patria la hacemos entre todos, "La Política" también.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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