La Policía de Mendoza revisa todos los días lugares israelíes de la provincia. Se trata de 5 "objetivos" que han sido definidos por la gestión local y donde se busca identificar cualquier amenaza como, por ejemplo, una bomba.
El colegio israelita Max Nordou es uno de estos sitios. En el marco de la revisión de rutina es que esta mañana se identificó un vehículo que resultó sospechoso, ya que los perros señalaban que había explosivos, por lo que inmediatamente se realizó un gran despliegue. Sin embargo, finalmente se trató de una falsa alarma.
“Llamó la atención el despliegue pero es el procedimiento de rutina sobre el protocolo”, explicó el comisario general Fernando Trepicchio, a cargo del 911, grupo GES y grupo GRIS. Mencionó que antes había una garita pero como ya no está deben hacer el recorrido.
"Hace tiempo que se hace (la revisión) por directivas de la dirección provincial", señaló y agregó que miembros de la comunidad del colegio habían señalado que el vehículo no era conocido. Ante la situación se trajo a los perros quienes advirtieron que había explosivos. Sin embargo lo que detectaron es "urea", un compuesto químico que se utiliza en fertilizantes pero también para fabricar explosivos, de allí la confusión.
Ante esto, inmediatamente se realizó el procedimiento de rutina. Por eso, frente al colegio, se montó un operativo y durante más de una hora se cortó la calle Corrientes entre San Martín y Rioja de Ciudad.
Resultó que la mujer que se trasladaba en el auto en cuestión trabaja con fertilizantes y si bien no había en ese momento, habrían quedado restos de algún traslado.
Si bien en un primer momento se habló de que la mujer llevaba verdura -lo que generó otras inquietudes- el comisario lo negó.