Por Rosendo Fraga - Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. Especial para Los Andes
La presentación de alianzas del 14 de junio, no terminó de dejar en claro el grado de división que tendrá el Peronismo en las elecciones del 22 de octubre. Mirando hacia atrás, la división ha sido la norma y no la excepción. En las últimas cuatro elecciones presidenciales (2003, 2007, 2011 y 2015), el Peronismo siempre presentó tres candidaturas presidenciales compitiendo entre ellas. En las últimas dos elecciones de medio mandato (2009 y 2013), el Peronismo no sólo fue dividido en la provincia de Buenos Aires, sino que dos de sus divisiones, quedaron primera y segunda. Incluso en estas dos elecciones, el PRO fue como integrante de la alianza de uno de los sectores del Peronismo.
Ahora, la definición sobre el grado de división, se postergó hasta el 24 de junio, cuando venció el plazo para presentar las candidaturas. En la decisiva provincia de Buenos Aires, Cristina ha presentado el Frente de Unidad Ciudadana (FUC), integrado por media docena de partidos kirchneristas, que no tendrán PASO y encabezando ella la lista. Por su parte el PJ ha presentado el Frente Justicialista que las tendrá y en las que Randazzo hasta ayer parecía dispuesto a competir con otras listas, la mayoría de origen K. El ex Ministro de Interior y Transporte, tiene que hacer campaña con un partido cuyo presidente es K (Espinoza), cuya junta electoral tiene la misma filiación y lo mismo sucede con sus apoderados legales.
Fue así como el plazo para presentar candidaturas del 24 de junio, pasó a ser una segunda instancia de definición. El domingo 18, un gobernador kirchnerista (Capitanich) y el intendente justicialista más “randazzista” del conurbano (Katopodis), dijeron que no podía descartarse la unidad. Pero ello sólo hubiera podido lograrse si Randazzo hubiera aceptado finalmente la propuesta de unidad por la cual sería primer candidato a diputado nacional o que desistiera de participar en la elección. Dentro del equipo del Ex Ministro de Interior y Transporte, sus intendentes presionaron por la unidad, porque no querían que su lista de candidatos a concejales esté detrás de un candidato a senador nacional que quede cuarto.
Sus asesores en cambio sostuvieron que aceptar la propuesta de unidad o renunciar a competir, lesionaría su futuro político. De los 17 gobernadores peronistas, sólo 2 (Santa Cruz y San Luis), han apoyado que Cristina se presente, pero al mismo tiempo nada más que 3, han apoyado que Randazzo lo haga (Chaco, Salta y Entre Ríos). La decena de sondeos que se han publicado, muestran paridad entre Cristina y Cambiemos en Buenos Aires, rondando cada uno 30%, con Massa y Stolbizer con alrededor del 20% y Randazzo no llegando al 10%. Si éste no se hubiera presentado, sin duda aumentaban las posibilidades de Cristina ya que dichos votantes, irían a ella o a Massa.
Desde hace un año, Cambiemos viene desarrollando una estrategia para polarizar la elección con Cristina, buscando que sea candidata para ello. Esta estrategia tiene como punto de partida las imágenes de los “bolsos de López”, difundidas exactamente un año atrás en junio de 2016. La idea de que Cristina era la candidata ideal para ganar, fue ganando adeptos dentro del oficialismo. De ello también derivó la falta de interés en acelerar los juicios contra ella. La estrategia bonaerense del oficialismo se fue decantando hasta elegir a Esteban Bullrich, como primer candidato a senador nacional en la provincia de Buenos Aires. una figura no conocida en el conurbano, pero con quien se intentará reeditar el éxito que obtuvo María Eugenia Vidal en 2015.
Pero el INDEC dio a conocer la semana pasada la tasa de desempleo. No sólo aumentó 1,6% respecto al último trimestre de 2016 llegando al 9,2%, sino que el record del país se registra en el conurbano bonaerense, donde llega al 11,8%. Con una situación social negativa, el oficialismo da relevancia a la seguridad pública, la otra prioridad en esta parte de la provincia, donde están dos cada tres votos de la provincia. Para ello se están saturando los lugares más visibles del conurbano con fuerzas de diverso tipo. Ya no sólo están en las esquinas la Guardia de Infantería, la Policía Montada y el Grupo de Operaciones Especiales de la Bonaerense, sino que ahora también están desplegando las fuerzas especiales de la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Federal. Se trata de una estrategia mediática que tiene alto costo en materia de seguridad: no hay reservas para emplear en una crisis y reduce al mínimo la seguridad de las fronteras, en aras del conurbano.
La semana que pasó fue muy intensa en términos políticos. El martes 20, es el día de la bandera, uno de los grandes bancos de inversión decidió que Argentina no pasara de “mercado de frontera” a “mercado emergente”, como hizo el mes pasado con Pakistán. Fue un golpe para el gobierno y una manifestación que la candidatura de Cristina tiene impacto sobre las expectativas económicas.
El mismo día ella hizo su acto de lanzamiento en el Conurbano (Sarandí). Fue solo con banderas argentinas como símbolo, duras críticas a Macri y llamados a la unidad del Peronismo. El mismo día, tuvo lugar una convocatoria desde las redes sociales frente a los tribunales de Comodoro Py, reclamando más celeridad a la justicia. Fue impulsada por el oficialismo y adhirió Elisa Carrió. Pero sólo fueron 5.000 personas, mucho menos que el 1A.
El viernes 23, se inició la reunión convocada por la Pastoral Social del Episcopado, donde dirigentes sociales y políticos de diferentes tendencias debatirán la dura situación social. El sábado 24, venció el plazo para presentar candidaturas y recién entonces quedó definido el grado de división del Peronismo Bonaerense. Finalmente, el domingo es la segunda elección provincial adelantada,- la primera fue la Rioja,- en Chaco, donde volvería a ganar el Peronismo.
Pero algo parece claro: los cuatro meses que quedan hasta la elección del 22 de octubre, estarán dominados por la idea de “la polarización” política, que Cristina tratará de establecer con Macri y Cambiemos entre ella y Vidal.