La pobreza no debe ser una estadística más

A pesar del cambio de gobierno nacional y de las políticas económicas, la pobreza no deja de crecer en la Argentina. Es que se trata de un fenómeno estructural que requiere de medidas específicas para comenzar su disminución, más allá del menor o mayor de

La pobreza no debe ser una estadística más

El problema de la pobreza no tiene fácil solución en la Argentina. A las buenas intenciones del nuevo gobierno, que anuncia pobreza 0 para los próximos años como consecuencia de lo que debería ser una amalgama de políticas económicas y sociales, surgen periódicamente datos que no sólo parecen poner freno a dichas propuestas, sino que encienden, cada vez más, luces de alarma.

Según el último estudio difundido por la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza aumentó del 29% al 32,6% de la población en el primer trimestre de este año. Este trabajo indica, por lo tanto, que un tercio de los argentinos, es decir, unos 13 millones de personas, se encuentran en esa delicada situación social y económica.

La misma fuente informativa aporta, además, que la indigencia pasó de 5,3 a 6,2 % en el mismo período, es decir, durante los meses de enero, febrero y marzo.

Estos datos son preocupantes y generaron lógico impacto por la situación coyuntural de la economía argentina, afectada por una inflación de difícil control por el momento, que se sustenta en una desmedida remarcación de productos de la canasta familiar y en el impacto que en las tarifas de servicios produjo la modificación de las políticas de subsidios a los mismos.

El investigador a cargo del estudio difundido hace pocos días por la UCA advirtió que, en caso de continuar la suba de precios de los alimentos y la pérdida de empleo, podría agravarse la situación de pobreza medida por los ingresos de las personas.

La UCA sigue siendo una de las fuentes informativas confiables en el país a la hora de realizar relevamientos sobre la situación social. Su estrecho vínculo con la Iglesia Católica le otorga credibilidad en cuanto a las carencias y urgencias de la población que se busca reflejar con las consultas puntuales que se realizan a los encuestados.

No se debe dejar de tener en cuenta que durante muchos años el Episcopado argentino ha venido siendo muy enfático en la necesidad de implementar políticas de inclusión social que atenúen la fragilidad de amplios sectores de la comunidad, basándose en el forzoso relevamiento en el terreno que sus religiosos y colaboradores laicos realizan a lo largo y a lo ancho de cada provincia.

La pobreza es un problema estructural enquistado en la Argentina, con fuerte incremento a partir de la crisis de los años 2001 y 2002, y que en los últimos años de su largo gobierno el kirchnerismo no sólo no supo combatir, sino que potenció notablemente. Es lo que refleja el índice de casi 30% con que cerró 2015.

Pero, en este momento, las medidas económicas del Gobierno no favorecen el combate a este tremendo flagelo social sino que, al contrario, deben servir como una alerta importante. Lo positivo, no obstante, es que las actuales autoridades, ubicadas en la vereda opuesta del kirchnerismo, no niegan en absoluto esta realidad.

La cantidad de pobres y marginados invita a que el Gobierno no descuide sus políticas sociales mientras reformula estrategias necesarias para poner en marcha a la economía.

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