La pobreza extrema superó el 10 por ciento en América Latina y alcanzó su nivel más alto desde 2008, alertó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al presentar en Santiago de Chile el "Panorama Social de América Latina 2018".
En una conferencia de prensa en Santiago de Chile, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, detalló que hay 184 millones de pobres en América Latina, que equivalen al 30,2% de la población, y 62 millones de ellos, equivalentes al 10,2%, viven en la pobreza extrema.
En su informe de 2018, realizado con datos de diciembre del año anterior, Bárcena alertó que el aumento de la pobreza extrema es una tendencia que se ha venido instalando desde 2015.
"La pobreza estructural de la región sigue siendo un desafío, se ha logrado erradicarla entre 2002 y 2014, pero entre 2015 y 2016 hubo una tendencia al alza", explicó la diplomática mexicana.
Agregó que se espera que los números de 2018 muestren una mejora, pero que la misma no se verá reflejada en la pobreza extrema, que desde 2015 se mantiene en alza.
Según el organismo de la ONU, el cambio de ciclo económico, la menor dinámica del crecimiento mundial y las grandes incertidumbres financieras de los últimos años han contribuido a empeorar el panorama en América Latina.
Bárcena lamentó que frente a este panorama los países hayan optado por presionar el gasto social.
"Los países tienen que incentivar la inversión pública y el gasto en ciencia y tecnología para generar mejores empleos", subrayó la funcionaria.
Agregó que para reducir la pobreza y la desigualdad es vital prestarle atención al ingreso de los hogares y en ese sentido subrayó la necesidad de incorporar políticas públicas complementarias.
Con la ayuda de diapositivas, Bárcena desgranó uno por uno los detalles del informe.
En línea con la agenda 2030 de Naciones Unidas, este informe se realizó en base a las diferencias estructurales que subsisten entre las áreas urbanas y las rurales así como también entre hombres y mujeres.
En promedio, alrededor del 40% de la población ocupada de América Latina recibe un salario inferior al mínimo establecido en su país y esa proporción asciende al 48,7% entre las mujeres.
Entre las mujeres jóvenes esa cifra alcanza a 60,3%, alertó Bárcena y subrayó la necesidad de implementar políticas que tiendan a cerrar las brechas que afectan a los distintos grupos de la población.
La baja participación de las mujeres en el trabajo remunerado contrasta con su alta participación en el trabajo no remunerado para el propio hogar: en América Latina el 77% del trabajo no remunerado es realizado por las mujeres.
La brecha también es notable cuando se trata de pueblos indígenas, que se mantienen como los más excluidos de la región con una taza de desempleo un 23% más alta que la general.
El informe también destaca que la desigualdad de ingresos se ha reducido de manera considerable en la región desde principios de la década de 2000.
El promedio simple de los índices de Gini de 18 países de América Latina bajó de 0,54% en 2002 a 0,46% en 2017, pero el ritmo de la caída se redujo en los años recientes del 0,8% entre 2002 y 2008 al 0,3% entre 2014 y 2017.
Bárcena dijo que pese a que hubo un deterioro distributivo, los sistemas de protección social han tenido un rol importante en los últimos años.
A pesar del contexto de ajustes fiscales, el gasto social de los gobiernos es el principal componente del gasto público total, equivalente al 11,2% del PBI en dieciséis años promedio en la región.
El comportamiento es distinto entre Sudamérica y Centroamérica; mientras el primero destina 12,8% del PBI al gasto social, Centroamerica destina el 9,3%. "Los que más necesitan son los que menos gastan", explicó Bárcena.