Por Rodolfo Cavagnaro - especial para Los Andes
El gobierno autorizó este fin de semana un nuevo aumento del precio de los combustibles. Mientras todos esperaban u 3% promedio, el gobierno otorgó un 7,6% aplicando, al parecer, una compensación por desfasajes ocurridos el año anterior.
Este aumento se suma a otros ocurridos y generan un efecto cascada sobre sectores privados de la economía, de los cuales se quejaba días atrás el presidente Macri acusándolos de aplicar aumentos preventivos superiores a los costos con la idea de no invertir y aumentar sus ingresos.
Se ha desatado una loca y peligrosa carrera de indexar costos para muchos sectores regulados, algo que se prohíbe a otros sectores. Las empresas no pueden ajustar sus balances por inflación, pero se autorizan estos ajustes que, seguramente dispararán incrementos en otros sectores.
Con esto el gobierno, claramente, abandona sus objetivos de inflación y queda muy mal parado el presidente del Banco Central, pero no se explica la complacencia del Presidente Macri apoyando estas operaciones para favorecer a fuertes grupos multinacionales en tiempos electorales.
Por supuesto, queda pendiente el ajuste sobre los convenios colectivos de trabajo, que habían convenido cláusulas de ajuste por inflación. Y no se entiende que sea el mismo gobierno el propicie por un lado lo que el Macri critica por otro.
La inflación es un veneno pero la indexación en una enfermedad que termina retroalimentando el mismo proceso. Esto ya lo vimos y, en lugar de compensar, acelera el proceso inflacionario. No hay convicciones firmes en el gobierno y se nota escasa coordinación entre los funcionarios. Así, los empresarios sacan ventajas. Lamentable.