La película "Kler" ("Clero"), una controvertida cinta que aborda sin complejos los temas del abuso infantil, las relaciones de pareja, la corrupción, la codicia y el alcoholismo en el seno de la iglesia Católica polaca, se ha convertido en el film con más espectadores en Polonia en lo que va de siglo.
Cuatro semanas después de su estreno, más de 4.330.000 personas han acudido a las salas para ver esta producción polaca, dirigida por el realizador también polaco Wojciech Smarzowski.
La cinta supera a todas las películas extranjeras proyectadas en Polonia en los últimos 29 años, incluidos éxitos como "Avatar", "Cincuenta sombras de Grey" o "Titanic", con una recaudación superior a los 87 millones de zlotys (cerca de 21 millones de euros), según informó hoy su distribuidora.
"Kler", que se estrenó el pasado 28 de septiembre, también ha sido bien recibida en las pantallas extranjeras.
En los tres primeros días de proyección en Irlanda y Reino Unido recaudó más de un millón de euros, los ingresos más altos obtenidos hasta el momento por una película polaca fuera de sus fronteras.
Basado en hechos reales, "Kler" incluye testimonios de víctimas de abusos sexuales protagonizados por religiosos, y presenta una galería grotesca de personajes que incluyen a un sacerdote alcohólico, a otro que alienta a su amante a abortar, o a un alto jerarca católico involucrado en escándalos de corrupción, quien mantiene buenas relaciones con los bajos fondos.
La actividad de estos personajes se desarrolla con total impunidad, en el contexto de una sociedad pasiva y crédula, retratada como cómplice de los delitos cometidos.
La cinta ha sido duramente criticada por organizaciones ultraconservadoras, que ven en ella un ataque injustificado a la Iglesia católica.
El periódico "Gazeta Polska", de tendencia ultraconservadora, reprodujo el cartel de la película y sustituyó a sus protagonistas por imágenes de sacerdotes considerados héroes nacionales, como Jerzy Popie?uszko, asesinado por la policía comunista en los 80, o Maximilian Kolbe, quien se ofreció voluntariamente para morir en lugar de otro preso en Auschwitz.
Este diario recordaba que los sacerdotes católicos son "nuestro tesoro en la lucha contra el nazismo, el comunismo, el movimiento LGBT o los islamistas"