Después de algunas intervenciones poco claras, donde parecía que el poder político presionaba al Banco Central para que no dejara subir el valor del dólar, la presión del mercado pareció animarse a más. El precio de la divisa había subido desde 17 pesos en diciembre a 20 hacia fines de febrero, pero todavía lucía atrasado contra una inflación que mostraba índices que desgastaban su competitividad.
Con este panorama el BCRA decidió jugar fuerte y el mercado no se achicó. La pulseada lleva 15 días, la autoridad monetaria ya ha vendido 2.000 millones de dólares y el precio de la divisa norteamericana amaga subir y con las intervenciones del solo se queda en el valor de cierre.
En el comunicado del día martes pasado, el BCRA aseguró que no aumentaba la tasa porque había signos de que la inflación estructural se mantenía alta por el efecto de las tarifas, pero que debía ceder después de abril. No obstante, hizo una advertencia: está dispuesto a volver a subir la tasa si la inflación núcleo no cede y esto significa mayor recesión, que obligaría a todas las cadenas productivas a bajar precios.
Además, el BCRA advirtió que seguirá interviniendo en el mercado de divisas para evitar presiones (que juzga “sin fundamentos”) que aceleren la devaluación del peso. El ente rector está convencido que no hay razones para una aceleración toda vez que la expansión de la base monetaria está en línea con lo presupuestado, en el orden del 13% anual.
El mercado, por otra parte, está dividido. Una parte está convencido que es hora que se blanquee el impacto de la inflación sobre el valor real del peso y para eso apuesta a una mayor evaluación. Algunos operadores pronostican un dólar a $ 25 a fin de año y los más conservadores lo ven cerca de $ 23.
Otro sector del mercado, que calculan que el BCRA no dejará devaluar mucho la moneda, sigue apostando a las Lebac, que con tasas nominales del 27,25%, pero tasas de mercado de 26,50% siguen superando los índices inflacionarios e, incluso, sería superior a la devaluación del peso, si este quedara en los niveles conservadores de $ 23.
El BCRA no quiere hacerle el juego a ningún grupo de especuladores y sigue apretando con la tasa para evitar más inflación (muy bien no le va) y seguirá interviniendo en el mercado de divisas para evitar devaluaciones que pueden ser, también, alimentadoras de la inflación. Al menos, quiere ver el panorama que se presenta después de abril y no quiere movimientos que causen nervios en los mercados.