En España, le dicen Mundialito. Le prestan atención y lo reconocen como una competencia importante, pero igual queda lejos en la consideración general respecto del significado pleno de la Champions League, no sólo desde el punto de vista deportivo sino también desde el económico. Este año, la cita en Marruecos encontrará al Real Madrid –sumó la décima corona europea- llegando tras la plena disputa de un frente triple: la liga española, la Copa del Rey y el cierre de la fase de grupos de la Liga de Campeones de Europa. Los juegos en Rabat y Marrakech -entre el 16 y el 20 de diciembre próximo- cerrarán un mes de una agenda previa, con competencias en los días 2 (UE Corneliá, por la Copa del Rey), 6 y 12 (Celta de Vigo y Almería, respectivamente, por la Liga española) y 9 (Ludogorets Razgrad de Bulgaria, por la Liga de Campeones de Europa). El 15, además, será realizado el sorteo de los octavos de final en la UCL.
En América, se lo conoce por su denominación a secas: Mundial de Clubes. Sin apodo y tampoco con diminutivo, el torneo ganó en importancia luego de haber reemplazado a la antigua Copa Intercontinental. No hay, aún, ningún equipo argentino que haya conquistado el certamen creado en 2000 y relanzado en 2005. Hasta ahora, Barcelona y Corinthians suman dos títulos, seguidos de Internacional de Porto Alegre, Sao Paulo, Milan, Manchester United, Inter de Milan y Bayern Munich con uno. La hegemonía continental de los clubes brasileños es clara y la chance más cercana de que la Copa hubiera podido viajar hacia nuestro país la tuvo Estudiantes en 2009, cuando a muy poco del final perdió contra el Barça. Ahora, la representación nacional y sudamericana está en poder de San Lorenzo, como ganador de la Copa Libertadores de este año.
Cristiano Ronaldo y Leandro Romagnoli pueden estar otra vez frente a frente, si es que tanto "merengues" como "cuervos" pasan sus respectivas semifinales -entre el 16 y el 17/12- para jugar la finalísima del Mundial de Clubes el 20/12. El hoy astro del Real Madrid y el ídolo máximo de los sanlorencistas ya se enfrentaron en una oportunidad: fue durante la primera fase de la Champions League 2007/2008, cuando el portugués integraba el Manchester United que le ganó 1-0 al Sporting Lisboa del "Pipi", en el estadio "José Alavalde", de la capital lusa. El gol fue de CR7, en tanto que al enganche argentino no le fue tan bien: recibió una amarilla y fue reemplazado por Purovic en el complemento. Siete años después, el destino puede hacerlos encontrar en territorio marroquí, más allá de las diferencias de potencial y jerarquía entre uno y otro equipo.
A fin de cada año, el Mundial de Clubes presenta un virtual enfrentamiento entre David y Goliat. Casi una compensación de partes que al menos por una hora y media, o su extensión si es que hay tiempo suplementario y penales, permite que el duelo cara a cara se desarrolle en el mismo espacio, aunque sólo una vez por temporada. La relación asimétrica entre ganadores de cada continente cada vez es más pronunciada.
Por ejemplo, luego de haber superado la fase de grupos, los octavos, los cuartos y las semifinales, el campeón de la Libertadores 2014 se hizo acreedor a cerca de 5.100.000 dólares como premio, gracias al cuadro de ingresos acordado con la Conmebol por los derechos de TV. Además, quedó automáticamente clasificado para la edición 2015, pero también tendrá acceso a la Recopa Sudamericana contra el ganador de la actual Copa Sudamericana (Boca Juniors, River Plate, Sao Paulo o Atlético Nacional de Medellín).
Si los valores medidos en dinero extranjero representan un calmante para las respectivas tesorerías de cada club sudamericano, son cifras irrelevantes si es que se las compara con las que accede cada participante de la Champions. Es más, el sólo hecho de haberse clasificado a la competencia continental le permite a cada entidad europea asegurarse 9 millones de euros; ergo, casi el doble de lo que gana el campeón de la Libertadores.
¿Cuál es la causa de semejante disparidad en cuanto a las ganancias? Sencillo, cerca del 80 por ciento de los ingresos comerciales por la Champions quedan en poder de los clubes. Para que esto fuera posible, hay un origen que puede catalogarse como bisagra entre un momento y otro: en 1992, comenzó la transformación de la Copa de Europa en la Liga de Campeones de Europa como lo es en la actualidad y a partir de allí se construyó un fenomenal aparato de comercialización y de percepción de los derechos televisivos. Como muestra, basta un botón: de alrededor de 56 millones de dólares que se percibían por ingresos comerciales en la temporada 1991/1992 se pasó a cerca de 2.000 millones de dólares en la pasada 2013/2014.
A Real Madrid, por haberle ganado la final 2013/2014 de la UCL al Atlético de Madrid del "Cholo" Simeone, la UEFA le entregó un premio de 57 millones de euros (casi 71 millones de dólares). Sí, poco más de doce veces más que al campeón del máximo torneo de la CONMEBOL.
El club de Iker Casillas, Gareth Bale y Karin Benzema terminará el año con patrocinadores como Fly Emirates, que le permite cobrar entre 25 y 30 millones de euros por temporada hasta 2018 por estampar el nombre en la camiseta y renovó con Adidas hasta 2020 a cambio de alrededor de 40 millones de la moneda europea por temporada. La entidad presidida por Florentino Pérez tiene en derechos de televisión su principal fuente de ingresos, con 177 millones de euros anuales, junto con los 168 por explotación del "Santiago Bernabéu" y los 166 del marketing y merchandising.
Para tener otra muestra taxativa del poderío de la UEFA, vale mencionar qué sucedió con la FIFA en relación a los premios de la pasada Copa del Mundo. Alemania percibió 35 millones de dólares, una cifra claramente menor a la del ganador de la Champions de este mismo año. Argentina recibió 25 millones, el ganador de la final por el tercer puesto (Holanda) cobró 22 millones y el cuarto (Brasil), 20 millones.
En sólo seis semanas, Cristiano Ronaldo y Romagnoli podrían estar cara a cara dentro del Gran Estadio, de Marrakech . Mientras hoy CR7 parece más enfocado en quedarse con su tercer Balón de Oro, el "Pipi" –recuperándose de una luxación en un codo- tiene sus cinco sentidos puestos en el Mundial de Clubes. Un símbolo del grado de expectativa diferente que existe en el viejo continente y en suelo sudamericano. Sí, porque en estas tierras se habla de Mundial de Clubes…nunca de Mundialito.
Por Fabián Galdi - fgaldi@losandes.com.ar