La Reserva Provincial La Payunia, ubicada en Malargüe, fue creada el 11 de octubre de 1982, mediante el decreto provincial 3917.
En ese entonces tenía 492.000 hectáreas y el 10 de noviembre de 2010, mediante la Ley Provincial Nº 8224, se la recategorizó como monumento Natural, sector que incluye Pampas Negras, los volcanes Payún Liso, Payún Matrú, Morado y Santa María, el Escorial de la Medialuna y las coladas asociadas a los volcanes y reserva natural manejada, santuario de flora y fauna, comprendido por el sector Este de la Reserva.
Esta reserva que atrae a miles de visitantes durante todo el año cumplió 34 años. Está a 500 km al sur de la capital de Mendoza, a 140 km al Este de la cordillera y a 100 km al sureste de la ciudad de Malargüe.
Hoy posee 665.000 hectáreas dedicadas a la conservación, protección y difusión de un ambiente de singulares características dentro del paisaje norpatagónico en el marco de un ambiente netamente volcánico.
Esta área natural protegida tiene amplias planicies de lava y una concentración aproximada de 800 conos volcánicos, con extensas coladas de basalto y campos de piroclastos de diversos colores, de muy recientes épocas geológicas.
El río de lava, dentro de los campos volcánicos es uno de los principales atractivos de la reserva y es el más largo del mundo. Comienza en el flanco oriental del volcán Payún Matrú y termina en La Pampa. Su extensión de 180 kilómetros.
Los objetivos de la Reserva La Payunia son proteger y conservar las especies de la flora y fauna, corredores biológicos, paisaje y material arqueológico y paleontológico, para el beneficio y goce de las generaciones presentes y futuras.
Además, se busca promover la investigación científica para el conocimiento de los recursos naturales.
Otro de los objetivos es conservar y promover la investigación científica de un distrito volcánico muy joven, que no ha sido erosionado, cuyas formas y productos volcánicos están intactos.
Biogeográficamente constituye un área de transición entre las provincias fitogeografías del Monte y La Patagonia, con características ambientales propias.
Las agrestes características del ambiente, las dificultades de acceso y la lejanía de los grandes centros urbanos, convirtieron a La Payunia en el último refugio de muchas especies de la fauna autóctona, como el guanaco, el choique, la mara, el chinchillón, el piche patagónico y de grandes aves como el cóndor y el águila mora.
Actualmente la reserva cuenta de manera permanente con una seccional de Guardaparques, ubicada en la intersección de las rutas provinciales 180 y 186.
Los guardaparques custodian los recursos naturales existentes y velan por el estricto cumplimiento de toda la normativa vigente, en especial las leyes de preservación, conservación, defensa y mejoramiento del ambiente.
Para que esto se cumpla llevan adelante desde el año 2009 un Programa de Control, Vigilancia y Fiscalización, herramienta mediante la que realizan procedimientos contra cacería furtiva, tráfico de especies protegidas y de material geológico, daños al paisaje, control de incendios forestales y de actividades productivas.
Por otra parte, desde el área de la investigación, en la última década se realizaron más de 25 trabajos científicos -por instituciones de todo el mundo- sobre diversos temas como movimientos estacionales en la población de guanacos en La Payunia, importancia de las presas nativas en la dieta del cóndor andino, ecofisiología térmica y selección de hábitat en lagartos de montaña, estudio geológico del volcán Payún Matrú y su valorización científico-turística, entre otros.
A la reserva se debe ingresar con un guía y para fin de año se espera que inauguren dos seccionales: una en la zona de La Marga, que es el ingreso a los volcanes y la otra en La Salinilla.
Esto les permitirá a los guardaparques tener un mejor control y mayor presencia en el sur de la reserva. A esto, se podrían sumar más guardaparques y vehículos, para custodiar las mencionadas zonas.
Hacia un uso sustentable del guanaco silvestre
En la actualidad se lleva a cabo el proyecto Uso Sustentable de los Guanacos Silvestres, el cual propone el aprovechamiento del guanaco como una estrategia de conservación de la especie y su hábitat, y como alternativa productiva en zonas áridas.
Esto promovido por pobladores de la reserva y zonas aledañas, quienes conforman la Cooperativa Payún Matrú y desde el año 2005 han esquilado más de 600 guanacos.
Esta actividad se realiza en pleno campo y para este mes de octubre hay programadas tres esquilas. En julio del año pasado se inauguró en La Payunia la única planta hiladora de lana de guanaco del país.
El proyecto está a cargo de 27 familias y a modo de referencia, un kilo de pelo procesado de este animal vale alrededor de 1.000 dólares, ya que se trata de la segunda fibra natural más fina del mundo.