La política está llena de historias de amor en torno al poder. Perón y Evita, Perón e Isabelita. Néstor y Cristina. El sindicalismo no es una excepción. Un ejemplo local es el de la ex secretaria general de ATE, Raquel Blas, que remplazó en ese cargo hace varios años a su pareja, Vicente Frezza.
Pues bien, hoy puede darse una historia similar en las elecciones gremiales del Poder Judicial. Adriana Domínguez, que encabeza la oficialista lista Verde Unidad, es pareja de Carlos Ordóñez, actual secretario general.
Un hecho llamativo, sobre todo en un gremio que, de la mano de Ordóñez, ha condenado el nepotismo en la Justicia. Como lo hizo en marzo de 2015, cuando denunció ante la Corte el ingreso de “familiares de...” sin rendir el examen requerido.
En realidad nadie acusa de práctica nepótica a Ordóñez y Domínguez. Menos cuando la mujer se presenta a la elección.
Ambos tienen una relación desde hace ocho años y en parte en eso se basan para demostrar que no hay intenciones distintas a la política.
“Llevo ocho años de pareja pero 15 militando en el gremio y en todos los cargos que he ocupado, he participado de elecciones” señaló la mujer.
Efectivamente, Domínguez ingresó al gremio en 2001, como delegada electa en San Rafael. También fue secretaria de Actas y hoy es secretaria adjunta. “Asociar que las mujeres llegamos a los cargos por algún tipo de relación es subestimarnos”, enfatizó Domínguez.
“Ella hace 10 años que está en la comisión directiva y hoy es quizás la principal referente judicial”, destacó Ordóñez.
Los dos coincidieron en posibles “maniobras” para perjudicarlos. “Hay un sector que busca debilitar al gremio y menosprecia la figura de la mujer en cargos de poder, diciendo que es compañera de vida, en lugar de reconocer 15 años de militancia”, señaló Ordóñez.
“En el Poder Judicial no hay quien no sepa que somos pareja, así que eso no se puede usar”, aclaró la mujer.
En realidad, los adversarios de Domínguez tampoco critican su relación con Ordóñez. Los cuestionamientos llegan desde lo político.
Es que la lista verde, histórica conductora del gremio, postula “renovación y experiencia” como slogan. “Para nosotros no hay renovación. Son siempre los mismos. Esto es continuidad”, criticó Fabricio Molina, de la lista Naranja.
“Los primeros puestos de la Verde son los mismos de siempre”, dijo Sergio Mortarotti, de la lista Bordó.
Votar entre protestas
La elección de hoy se da cuando la paritaria del sector aún no se define. De hecho, mañana hay un nuevo encuentro, tras cinco reuniones fracasadas. Por lo tanto, todo se da entre protestas y asambleas.
Con esto, las tres listas tienen similares metas, como las seis horas laborales unificadas o la carrera judicial, es decir, la posibilidad de ascensos. “Antes había nueve instancias de ascenso, ahora cinco, pero en realidad sólo se logran tres”, dijo Mortarotti.
“La lucha por la carrera judicial no cesa. Hace falta un escalafón para incentivar a los compañeros”, dijo Domínguez.
Otro punto es la concreción de un convenio colectivo de trabajo. Y también que los funcionarios vuelvan al gremio.
“Eso debe recuperarse”, dijo Molina, que achacó a la conducción la división. “Fue el Ejecutivo el que nos llevó a eso”, justificó Domínguez.
Todos sin filiaciones
Todas las agrupaciones judiciales dicen ser independientes.
La lista Verde milita “el no partidismo”. La Bordó, a la que algunos han ligado “a la Corte”, negó cualquier pertenencia. “Hay desde kirchneristas hasta radicales”, dijo Mortarotti.
La lista Naranja, fundada hace tres años por Soledad Sosa, del Partido Obrero, hoy tiene mayoría independiente. “Yo soy el único que milita en el PO de todos los de la lista”, dijo el candidato Fabricio Molina.
