La pandemia del temor - Por Jorge Sosa

La pandemia del temor - Por Jorge Sosa
La pandemia del temor - Por Jorge Sosa

Parece que los bichos se están enojando con nosotros y nos devuelven en enfermedades los malos tratos recibidos. Veamos: dicen que el ébola es transmitido por una variedad de monos, la gripe aviar por las gallinas, el dengue por el mosquito y ahora el coronavirus, el que, aunque todavía no se tenga certeza, parece haber sido provocado por comidas realizadas con murciélagos.

Debemos tratar muy mal a los animales para que reaccionen de esta forma. Pero la enfermedad ha puesto en evidencia otra situación que estamos viviendo (no sé si soportando) que es la globalización. Ahora el mundo se mueve dinámicamente y son millones los que van para allá y para acá y sirven como  transmisores de este bichito minúsculo que provoca tanto espanto.

Ya está en varios países del mundo (muchos) y puede que abarque la totalidad del planeta. ¿Qué podemos hacer? Esperar que la nueva comunidad que es especialista en fabricar cuestiones de alta tecnología, como los teléfonos celulares, se dedique a encontrar una vacuna contra el flagelo. Por lo demás no tenemos más acción que hacer que temerle y cuidarnos.

Los organismos de salud mundiales han declarado pandemia a la enfermedad por la extensión geográfica que abarca. Hay países que todavía no han recibido el virus aunque los barbijos se están utilizando tanto en Australia como en México. Pero antes de ser pandemia la enfermedad, se transformó en pandemia el temor a la enfermedad. Es en todo casos una psicosis colectiva que abarca el mundo entero.  En nuestro país hay contados casos y ya se ha agotado el stock de barbijos. Es muy buen negocio la producción de barbijos en esta época

Como la enfermedad tuvo su origen en China todo lo que sea chino despierta resquemor. Ya los dibujantes no usan tinta china para sus dibujos. Ves a alguien con rasgos orientales por la calle y te cruzás de vereda. Los supermercados chinos han visto disminuir notablemente su cantidad de clientes y hasta el gaucho en nuestras pampas tienen sus reservas, porque sabido es que la mujer del gaucho es la china.

Como siga así la mano hasta hacer el amor ha de ser mirado con recelo y entonces vamos a ver disminuida notablemente la producción hijícola del mundo.

No es la primera vez que el planeta soporta este tipo de castigo corporal. Recordada es la Peste Negra, que allá por el 1340 casi extermina la población europea y cuyo vector activo era otro animal: la rata. ¡Vaya con los animales! Es difícil conocer la cantidad de víctimas que produjo esta enfermedad pero las cifras más optimistas (si se puede ser optimista en estos asuntos) hablan de más de 30.000.000 de personas. Todo un desastre.

¿Por qué se llama así a los coronavirus? Porque bajo la vista del microscopio electrónico, su apariencia remeda a una corona. Pero no a las que portaban los monarcas sobre sus regias cabezas, sino a la corona solar, es decir al aura de plasma que rodea a nuestra estrella, el sol.

Sin embargo el virus no es una novedad. El término “coronavirus” aparece mencionado en un artículo de la revista Nature, publicado en el número del 16 de noviembre de 1968

“Un nuevo grupo de virus bajo el nombre de coronavirus ha sido reconocido por un grupo informal de virólogos que han enviado sus conclusiones a Nature. Estos virus tienen, bajo el microscopio electrónico una apariencia más o menos redondeada, y están rodeados por un aura característica de filamentos que remedan a la corona solar”, decía.

Menos mal que en Mendoza ya pasó la fiesta de la Vendimia, el temor al contagio se apagó, porque no debemos olvidar que todas las reinas usan coronas.

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