El principal rival del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu concedió su derrota electoral ayer, pero prometió librar una fuerte batalla desde la oposición, luego que el gobernante partido Likud y sus aliados nacionalistas consiguieron una sólida mayoría parlamentaria.
Netanyahu parecía encaminado a un histórico quinto mandato como gobernante de Israel luego de que casi todas las boletas habían sido contadas. Los resultados oficiales se darán a conocer hoy.
Con 97,4% de los votos computados, el Likud y su rival, el partido Azul y Blanco, estaban igualados con proyecciones de 35 escaños cada uno en el parlamento de 120. Pero juntos, Likud y sus aliados tenían una mayoría clara de 65 escaños.
Un par de partidos pequeños estaban en el borde del límite electoral y peleando por la supervivencia, por lo que la composición final del parlamento pudiera variar ligeramente.
El Azul y Blanco, encabezado por el ex líder militar Benny Gantz y por Yair Lapid, un exministro de Gabinete de Netanyahu, consiguió aproximadamente 26% de los votos, una fracción menos que el Likud.
Lapid, número 2 del partido, dijo que Azul y Blanco “le mostrará a Israel lo que es una alternativa real”.
“No ganamos esta vuelta. Respeto a los votantes y respeto su decisión, pero miro alrededor y veo la herramienta máxima para una victoria la próxima vez”, dijo Lapid.
El resultado ratifica el giro de Israel hacia la derecha y reduce más las esperanzas de hallar una solución negociada al conflicto israelí-palestino. La reelección le da un importante impulso a Netanyahu.