Un relator de la ONU consideró hoy "de una gravedad inaceptable" la reivindicación del golpe de Estado del 31 de marzo de 1964 hecha por el presidente Jair Bolsonaro en una orientación a las Fuerzas Armadas, que ya comenzaron a celebrar la jornada en actos dentro de los cuarteles.
La reacción fue del relator especial sobre la Promoción de la Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de la ONU, Fabián Salvoli, quien en un comunicado reclamó a Bolsonaro "reconsiderar" la medida.
En Brasilia, el jefe del Ejército, general Edson Leal Pujol, quien había dicho que la fuerza no debía arrepentirse por haber dado el golpe que implementó una dictadura de 21 años, participó de un acto en el que se leyó la nueva narrativa de Bolsonaro sobre el derrocamiento del presidente constitucional Joao Goulart.
La reacción del relator de la ONU en Ginebra fue motivada por una presentación urgente y confidencial del Instituto Vladimir Herzog -que lleva el nombre de un periodista asesinado por la dictadura mientras eras preso político- y la Orden de Abogados de Brasil.
Las entidades piden tratar el intento de narrativa positiva del régimen como "una violación más a los derechos humanos".
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército que defendió la aplicación de la tortura contra la ex presidenta Dilma Rousseff y otros presos políticos, solicitó al Ministerio de
Defensa promover este fin de semana "las conmemoraciones debidas" de los 55 años del golpe que instaló hasta 1985 una dictadura.
Una ley de amnistía de 1979 dictada por el régimen de Joao Baptista Figueiredo impide juzgar crímenes contra la humanidad.
Según el relator de la ONU, "más de 8.000 indígenas, y 434 sospechosos de ser disidentes políticos fueron muertos o desaparecidos", dice el texto de la ONU.
El documento de las entidades brasileñas citan declaraciones del canciller Ernesto Araújo y de Bolsonaro que argumentan que no hubo una dictadura en Brasil, sino un régimen para evitar el avance del comunismo.
En 2011, la entonces presidenta Rousseff prohibió a los militares celebrar el 31 de marzo de 1964 e instaló una Comisión de la Verdad que investigó y documentó los crímenes.
La lectura de un texto reivindicativo ordenada por Bolsonaro comenzó a leerse ayer en el cuartel del Ejército de San Pablo y hoy en uno de Brasilia con la presencia del jefe de la fuerza.
Para mañana, organismos de derechos humanos preparan protestas frente al cuartel policial que fue el centro de la policía política, llamado Doi-Codi, en el barrio de Paraíso, en San Pablo.
El domingo, en tanto, habrá una marcha de silencio en el Parque Ibirapuera, principal espacio verde de la ciudad más grande de Sudamérica.