El Estado Islámico considera las obras religiosas preislámicas, en especial las estatuas, como idolatría. Por ello ha destruido varias joyas arqueológicas en Irak, suscitando reacciones de horror en la Unesco y en la comunidad internacional.
Después de arrebatar a las fuerzas del régimen sirio el control de Palmira, el EI ejecutó a más de 200 personas en el interior y exterior de la ciudad, 20 de ellas en el teatro antiguo.
“Los habitantes de la ciudad me dijeron que el grupo EI había despedazado el cuerpo de mi padre después de tenerlo colgado de un poste durante un día”, declaró a la AFP Mohamad, hijo de Jaled al Asaad, hijo del científico de 82 años asesinado.
"Mi padre repetía a menudo 'Moriré de pie, como las palmeras de Palmira", relató.
La Unesco, Francia y Estados Unidos denunciaron un asesinato "brutal" perpetrado por "bárbaros".
La Unesco había protestado el 3 de julio contra la destrucción de obras de arte de Palmira.
“La destrucción de bustos funerarios procedentes de Palmira, en la plaza pública, delante de mucha gente y niños convocados al saqueo de su patrimonio es un espectáculo de un perversidad que deja helado”, denunció la directora general de la Unesco, Irina Bokova.
Los yihadistas, que controlan grandes porciones de territorios iraquí y sirio, destruyeron en abril en Irak con bulldozers, picos y explosivos el emplazamiento arqueológico de Nimrud, joya del imperio asirio fundada el siglo XIII.
También la emprendieron con Hatra -una ciudad del período romano de 2.000 años- y con el museo de Mosul, en el norte de Irak Más de 300 emplazamientos históricos sirios han sido dañados, destruidos o saqueados.