El verdadero motivo de creación en agosto del año pasado de la llamada Superliga fue el económico, además del político por la lucha de poder, ambiciones e intereses para alcanzar su conducción.
Los clubes que lideraron el proyecto aspiraban con una estructura propia, separada de la AFA, obtener más recursos e ingresos por la televisación del fútbol con el contrato de Fútbol para Todos, caído definitivamente.
Para ello se fijaron en el modelo de la Premier League de Inglaterra y en la Serie A de Italia. El acuerdo al que se llegó con las empresas FOX y Turner a través de sus canales Fox Sport Premiun y TNT Sport, estableció un nuevo orden.
También se prometió una jerarquización del fútbol en general con una programación más atractiva y mejores espectáculos, metas por ahora desiertas.
Con el descargo y atenuante de tener que reducir el número de primeras que el fallecido Julio Humberto Grondona elevó a 30 con 10 ascensos en un solo torneo antes de su muerte, que enterró también su polémica idea del Prode bancado.
Aun reconociendo el mayor poder de convocatoria de los cinco grandes (Boca, River Plate, Racing, Independiente y San Lorenzo) que con o sin razón siempre son los más beneficiados y a los que sorpresivamente se agregó Vélez Sársfield al reparto de ese dinero, todavía no resulta equitativo.
Representantes del interior como Talleres de Córdoba, Atlético Tucumán y especialmente Godoy Cruz, después de su impresionante campaña en el último semestre (12 victorias, 3 empates y 1 derrota) bien podrían recibir a partir de la próxima edición de la Superliga que se iniciará el 10 de agosto un mayor porcentaje que se han ganado en la cancha y no en los escritorios.
En algún momento se habló de la figura del Mérito Deportivo que podría ser tenido en cuenta para premiar buenos rendimientos, acordes a entidades serias y ordenadas, que se manejan con presupuestos claros y trasparentes.
Esto último es algo que la nueva entidad debería corregir para castigar con la quita de puntos o la sanción que corresponda a aquellas entidades con deudas millonarias que no controlan sus gastos por lo que reglamentariamente no se encuentran en condiciones de participar. La ley del fútbol debería ser pareja para todos.
El desgaste previo a su creación, tras acuerdos y desacuerdos, recomendados y tráfico de influencias dejó varios heridos en el camino, como el desesperado intento de Marcelo Tinelli, quien luego de fracasar en su intención de presidir la AFA, también vio frustrada su insistente voluntad de convertirse en el primer CEO de la Superliga, por lo que debió buscar refugio en el básquetbol de su club San Lorenzo de Almagro de exitosa marcha en las dos últimas temporadas de la Liga Nacional de ese deporte.