Empezó a avanzar la última semana en el Congreso de la Nación la modificación a la Ley de Tránsito que propone, entre sus aspectos más destacados, la llamada “tolerancia cero” al alcohol.
Esto implica que los conductores, a quienes actualmente se les admite 500 miligramos en sangre, no deberán tener ni uno solo. Como era de esperar, tal medida ya generó debate porque muchos dudan de que sea efectiva para reducir la cantidad de accidentes fatales.
Cada fin de semana mueren en la provincia personas en calles y rutas y muchas de estas pérdidas de vidas se atribuyen a este consumo problemático, en particular de los jóvenes que encabezan las listas de fallecidos viales, sin contar la cantidad de discapacitados que el tránsito deja.
Además de los bodegueros, que aseguran que bajarán las ventas de vino y que no es el único responsable de los accidentes, opiniones de referentes en el tema aparecen contrapuestas respecto de esta iniciativa. En lo que hay coincidencia es en la necesidad de que haya más controles y mayor conciencia por parte de los conductores.
Cuánto influye el alcohol
Carlos Trad Fager, especialista en seguridad vial y presidente de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES), consideró que los valores de las mediciones de alcoholemia son muy variables en función de determinados factores.
Por un lado, la contextura física de la persona incidirá en los efectos de tal medida de consumo. Por otro, la dieta previa a la medición puede incrementarla rotundamente.
Así, si se ha tenido una comida copiosa, con altos niveles de acidez y azúcares, los valores serán elevados ya que lo que mide el alcoholímetro es el nivel de acidez. Por lo tanto, puede dar un valor alto pero no debido a la ingesta de alcohol.
Además, patologías como la diabetes también pueden producir el mismo efecto, con lo cual se corre el riesgo de sancionar a quien no corresponde.
Saber qué ocurre en otros lugares del mundo es un parámetro. Por ello Trad Fager manifestó que en América Latina se tiende a mantener el nivel 0,5 mg con algunas excepciones y mencionó el caso de Chile, que lo disminuyó pero al final volvió a subirlo.
De todas formas, aclaró que “el consumo de alcohol es un tema gravísimo, hay gente que le atribuye el 70% de responsabilidad en los accidentes, por eso todo lo que se haga a favor de disminuir riesgos es bueno”.
En el mismo sentido opinó el jefe de la Policía Vial de Mendoza, Héctor Becerra, quien prefirió no tomar postura respecto del valor medido pero apoyó toda acción que apunte a disminuir la tasa de accidentes.
Becerra aclaró que de todas formas “el alcohol no es la única causa, ya que también ocurren por el exceso de velocidad o la falta de descanso, aun cuando no se haya consumido alcohol”. Por ello, subrayó que se pueden tomar medidas y haber controles que son muy importantes, pero si no cambia la mentalidad de los conductores no se logrará nada.
Hugo Fiorens, de la ONG Voluntarios en Red, señaló categórico: “Somos partidarios de la tolerancia cero al alcohol, hemos visto que con la flexibilidad no funciona. Cuando se piensa en 0,5 generalmente se toma más”. También dijo no creer que esto vaya a repercutir en la ventas de vino y recordó que “este mes llevamos 24 muertos, la mayoría por alcohol o quedarse dormido”.
Medidas insuficientes
Los consultados sostuvieron que aunque se hagan modificaciones para endurecer la normativa, esto será insuficiente y hasta innecesario si no se cumplen ciertas condiciones. Una de ellas es que efectivamente se realicen controles de alcoholemia, algo que tanto Fiorens como Trad Fager no creen que se esté cumpliendo.
“Debemos medir la alcoholemia aunque sea de 0,5, pero no estamos en condiciones de hacerlo de manera masiva. Se hace sobre todo cuando está el hecho consumado”, opinó el segundo. Y agregó que “si le hiciéramos controles al menos a 30% de los conductores, tendríamos una disminución importante”.
Fiorens, en tanto, señaló que los chequeos no se hacen necesariamente en los lugares y horarios en que más ocurren los accidentes y lo vinculó a la falta de estadísticas por parte del gobierno, lo que no le permite orientar las políticas públicas.
Según informó Becerra, los fines de semana entre 50 y 60 controles de alcoholemia dan positivos en los operativos de la Policía Vial, pero si bien es una cifra importante “no se puede estar en cada esquina”, reconoció.
“Hay un grupo de personas dentro de la sociedad que no respetan su vida, la ajena y las normas viales; es una cuestión cultural”. Y reclamó “un cambio de actitud por parte de los conductores” y “mayor conciencia”, porque si no para él no va a cambiar nada con la tolerancia cero al alcohol.
Una oportunidad desaprovechada
A partir de una iniciativa de la ONU, el Banco Mundial y la OMS, se ha establecido la Década de la Seguridad Vial entre 2011-2020. Esto apunta a generar acciones mundiales conjuntas con la intención de reducir la siniestralidad en accidentes de tránsito, para lo cual se pone a disposición una determinada suma de dinero.
Carlos Trad Fager llamó la atención sobre el hecho de que Argentina, pese a adherir, no haya solicitado prácticamente dinero a este fin. Advirtió que en países como el nuestro hay más accidentes debido al incremento de vehículos, poca intencionalidad política de los gobiernos de bajar las tasas de mortalidad y deterioro de las rutas.
Los objetivos de esta iniciativa apuntan fundamentalmente en cuatro sentidos:
1. Promover la seguridad vial desde la educación en todos los niveles.
2. Sistematizar y generalizar todos los controles preventivos (alcoholemia, velocidad, cinturones, cascos, no utilización del celular, etc.)
3. Modificar las leyes para incluir los delitos de riesgo y de violencia vial en el código penal, modernizando la legislación en sintonía, modificar las sanciones adaptándolas a los cambios sociales y afianzar el acceso ágil a la justicia para todas las víctimas.
4. Adecuar y mantener la infraestructura vial, de acuerdo a los requerimientos del tránsito que soporta.
Las modificaciones
Los principales cambios que propone la reforma de la Ley de Tránsito son:
* Tolerancia cero de alcohol al conducir: amplía la prohibición de tomar alcohol a los automovilistas particulares y conductores de motos y ciclomotores, que ya regía para profesionales del transporte. Es decir, suprime la tolerancia de los 500 miligramos por litro de sangre que permite la ley actual.
* Poder de policía: otorga poder de policía a la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) en rutas y autopistas nacionales.
* Control de velocidad: propone el control de velocidades promedio sobre un tramo de ruta, a fin de que los conductores no reduzcan la velocidad al saber de la existencia de puestos de control o radares.
* Picadas: fija la pena de arresto para quienes protagonicen "picadas" con autos, ciclomotores, motocicletas y cuatriciclos.
* Regulación de cuatriciclos: regula como categoría de vehículo automotor a los triciclos motorizados y cuatriciclos, al exigir la licencia de conducir, seguro obligatorio, patentamiento, etc. También prevé la creación de zonas para circulación segura.
* Licencias de conducir: establece las edades mínimas para conducir en 21 años para las clases de licencias c, d y e (profesionales de carga o transporte de pasajeros), 17 años para lo que se conoce como particular de autos y 16 años para ciclomotores sin pasajeros.
* Accesorios de fábrica para motos y cuatriciclos: las motos deben estar equipadas con casco al ser vendidas. También se incluyen requisitos para cuatriciclos como luces, espejos retrovisores, luces de giro, etc.