La noche en Las Bóvedas se puso de moda en San Martín, pero hay quejas de los vecinos

Tras la remodelación, los parques del museo atraen a centenares de jóvenes que se quedan hasta la madrugada. Denuncian ruidos, alcohol, robos y peleas.

La noche en Las Bóvedas se puso de moda en San Martín, pero hay quejas de los vecinos

La remodelación del museo Las Bóvedas, en San Martín, hizo del lugar uno de los principales atractivos de la ciudad: el edificio recuperó su impronta sanmartiniana con un recorrido por sus salas, que está enfocado en la vida del Libertador; por otro lado, el predio de una hectárea que rodea al museo de estilo colonial se convirtió en un enorme parque abierto e iluminado, que es visitado por centenares de vecinos y familias que se arriman a practicar deportes al aire libre, a caminar o simplemente a pasar el tiempo, sentados en reposeras a la sombra de algún árbol y con manteles sobre el pasto con sánguches, mates o bebidas.

Sin embargo, la popularidad que ha ganado Las Bóvedas tiene también su costado problemático, especialmente para muchos de los vecinos que viven en las inmediaciones, ya que decenas de jóvenes usan el lugar, sus veredas y su parque para hacer “la previa” durante las noches de los fines de semana, con largas reuniones que se extienden hasta la madrugada y en las que no faltan la música fuerte, el alcohol y también los desmanes.

“El museo quedó muy lindo pero los vecinos no podemos dormir. A partir del jueves esto se llena de jóvenes que vienen por la noche con sus autos, con la música y el alcohol y se quedan en las veredas del museo hasta la madrugada”, cuenta José, un vecino que -asegura- le cuesta dormir en las noches, especialmente las de los fines de semana cuando la zona de Las Bóvedas se llena de actividad.

Dos momentos

La noche en el predio de Las Bóvedas tiene dos momentos: el primero de ellos, más familiar, es el de la gente que usa las veredas y los jardines del museo para caminar o tomar fresco, una actividad que arranca con la caída del sol y que suele extenderse hasta la medianoche, cuando el escenario comienza a cambiar y a ser ganado, poco a poco, por grupos de jóvenes que llegan en sus autos y se reúnen para tomar algo y escuchar música.

“El problema es que hay muchos pibes que no tienen respeto por nada y si uno les dice algo se enojan e insultan”, cuenta una vecina que prefiere el anonimato pero que -asegura- en las madrugadas ocurren todo tipo de faltas: “Las Bóvedas es el punto de reunión que se puso de moda y los que pagamos los platos rotos somos la gente que vivimos en los alrededores. Muchos jóvenes usan los jardines de las casas como baños, hay peleas de borrachos, gritos y también parejas que tienen sexo sin ninguna vergüenza de que los estén mirando, usan los autos como un hotel alojamiento”.

Los vecinos cuentan que en medio de tantos jóvenes reunidos en un mismo espacio suelen originarse peleas, robos menores, vehículos que se paran en los puentes de las casas y el giro constante de vehículos en torno a la cuadra que ocupa el museo.

Ya en la mañana, se amontonan en las acequias y repartidas por los senderos de los parques decenas de botellas y vasos de plástico, testimonio del alcohol de la noche: “A primera hora, acá viene mucha gente a caminar y se cruza con los borrachos rezagados que todavía no se van a dormir”, cuentan algunos.

Los vecinos ya han tenido reuniones con la policía y también con la comuna, y si bien se han armado distintos operativos para mantener cierto orden, lo cierto es que las quejas de la gente continúan.

“Antes, Las Bóvedas era un lugar oscuro, con un museo mal iluminado lleno de veredas rotas; ahora tenemos un espacio hermoso, pero lamentablemente hay jóvenes que no saben compartir y que la fiesta de ellos termina en el respeto por los que vivimos acá y queremos dormir”, insiste la gente.

La comuna: "Es tarea   de la Policía resolverlo"

En el municipio de San Martín ha tomado cartas en el asunto aunque antes aclaran: “El escenario que describen los vecinos es real, pero tiene que ver más con las contravenciones, con el código de faltas, y es tarea de la Policía resolverlo”, señaló Oscar González, secretario de Gobierno.

“No obstante -agregó- hemos dispuesto personal municipal para que haga la tarea de prevención y busque que los jóvenes se diviertan pero sin ocasionar problemas a los vecinos”.

Así y según explicó González, desde hace algunas semanas personal municipal, con apoyo de la Policía e incluso de Gendarmería, realiza operativos habituales en la zona durante los fines de semana.

Para el municipio, los operativos están dando resultado y los problemas han disminuido: “De todos modos sabemos que los inconvenientes siguen, es mucha la cantidad de gente que allí se junta pero es indudable que también hace falta más presencia policial y controles”, agregaron desde la comuna.

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