La necesidad de navegar

En medio de cruces verbales, ya no quedan dudas de que el próximo presidente deberá asumir la necesidad de dejar flotar el peso pues no tendrá reservas para sostenerlo.

La necesidad de navegar

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

Mientras entre los partidarios de Scioli y Macri se tiraban panfletos y había guerra de tuiteros, el mercado siguió dando señales toda la semana de que estamos en aguas turbulentas. Cuando la nave se encuentra en tal situación suele ser conveniente soltar las amarras y dejarla navegar. Tiene más posibilidades de salvarse navegando que atada a un poste.

Esta semana volvimos a tener una caída de la moneda china que volvió a alterar los ánimos en el mundo mientras los mercados contestaban con un nuevo fortalecimiento del dólar como moneda y se devaluaban las demás. También seguían cayendo los precios de las materias primas, entre las que se destacó el petróleo, que tocó el piso más bajo de 6 años al cotizar el miércoles a 40,68 dólares por barril.

Un análisis publicado en el diario inglés Financial Times explicaba que ya las devaluaciones no dan los resultados que antes tenían. Las presuntas devaluaciones competitivas han caído presas de las organizaciones multinacionales y de lo que se ha dado en denominar “internacionalización productiva del capital”.

Esto debe entenderse como el proceso por el cual grandes operadores globales utilizan en las fabricaciones de muchos bienes productos que provienen de diversos orígenes, algunos con monedas fuertes y otros con monedas débiles, y terminan ensamblándose en lugares que a veces tienen monedas fuertes y otras veces monedas débiles.

Salvo producciones muy primarias, a las cuales una devaluación puede ayudarlas, en el resto de los casos las empresas terminan balanceando sus costos y atenuando los efectos de las mismas. Estas empresas, para poder vender, no necesitan monedas débiles o fuertes sino una demanda vigorosa, y esto es lo que está faltando a nivel mundial.

En el caso argentino, el problema es la decisión del gobierno de mantener atrasado el tipo de cambio en medio de un proceso inflacionario impulsado por el propio gobierno, lo que causa un efecto distinto, pero tan perjudicial como el anterior. Generar inflación es una forma de hacerle perder poder adquisitivo al peso, es una forma de devaluar la moneda.

Si el peso no flota, se hunde
El gobierno decidió hace muchos años usar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria, pero lo único que consiguió fue mayor inflación y una veloz fuga de capitales. Para intentar contener la situación dispuso restringir la compra de dólares para atesorar, pero lo que consiguió fue acelerar la salida de dólares.

Esta semana el valor del dólar paralelo (el ilegal, el que no existe) se volvió a disparar, superando los $ 15,20 debido a que el Banco Central decidió bajar la venta de dólares oficiales (dólar ahorro). Ocurre que muchos de los que compraban este dólar luego lo vendían en el mercado paralelo y así abastecían la demanda, pero la autoridad monetaria decidió bajar a la mitad la venta por esta modalidad.

Consultado el presidente del BCRA admitió que no había dólares suficientes para abastecer la demanda y que por eso no se podía sacar el cepo. En ese acto Vanoli reconoció por primera vez una restricción a la que deberá enfrentarse el nuevo presidente: la escasez de reservas líquidas.

Según cálculos de analistas del mercado, el BCRA entregará al gobierno unos 6.000 millones de dólares netos, con lo cual no tendrá ninguna capacidad de intervención. El gobierno actual terminará sin problemas, pero los problemas los deberá asumir quien suceda a Cristina Fernández.

En realidad, el gobierno no debe devaluar sino que debería dejar flotar la moneda para que el mercado vaya buscando un valor de equilibrio, pero debe complementarlo con decisiones que indiquen la firme decisión de bajar la inflación eliminando las causas que la generan.

La economía argentina, en la mayoría de los casos, ya está operando en los cálculos de costos con los valores del dólar “blue”, pero si se elimina el oficial y se deja flotar la moneda es probable, pasada la primera turbulencia, que comiencen a fluir muchas divisas actualmente retenidas producto de exportaciones postergadas o no liquidadas.

De esta manera el BCRA no se verá obligado ni a vender dólares (se obtendrán en el mercado) ni a comprarlos (se venderán en el mercado). La autoridad monetaria solo interviene para evitar movimientos especulativos.

Todo esto es posible si, como dijimos, es acompañado de decisiones políticas firmes que muestren la voluntad de eliminar las causas de la inflación. Lo que no se puede pensar es que Scioli, Macri o Massa podrán sobrevivir manteniendo las políticas de Cristina Fernández, ya que ella se gastó todas las reservas. Realmente, si el peso no flota, la tormenta arrastrará al peso con ancla y todo.

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