Martín Guzmán, ministro de Economía y responsable de reestructurar la deuda externa de la Argentina, explicó ayer en el Congreso cuál es su estrategia, responsabilizó al FMI y a los acreedores especulativos por la crisis del país y envió una señal muy esperada por los gobernadores: los ayudará a renegociar los pasivos externos de las provincias.
"Venimos trabajando de forma coordinada con las provincias y obviamente hay un problema allí por resolver", dijo ante la atenta mirada de los legisladores.
Está claro, según Guzmán, que "es insostenible que las provincias se endeuden bajo ley extranjera y en moneda extranjera". Y agregó: "Ese es un problema que tenemos que resolver de forma permanente, eso no debería volver a ocurrir en la Argentina".
En 112 minutos, el ministro expuso en el recinto y tuvo un intercambio cordial con los legisladores. Juntos por el Cambio, espacio que generó gran parte de la deuda que está en crisis con el argumento de tapar el déficit fiscal heredado del kirchnerismo, no habló. Consenso Federal (peronismo disidente) y la Izquierda dieron su impresión al funcionario con críticas.
Guzmán cuestionó, pero sin virulencia, al macrismo. Pidió apoyo a todo el arco político porque sin una reestructuración exitosa, apuntó, la economía no volverá a crecer. Advirtió que la pobreza aumentó y sigue escalando. Y arriesgó que su plan para reactivar "ya está funcionando".
También le mandó mensajes a los acreedores, tanto al FMI -cuya misión llegó ayer al país para iniciar la negociación- como a los poderosos Fondos de Inversión con sede en EEUU y Europa que en las últimas semanas desafiaron al Gobierno tratando de imponer condicionamientos para canjes de bonos en pesos.
Con tono monocorde y un discurso pausado, Guzmán dijo que el sendero fiscal, monetario y financiero lo va a decidir el gobierno y no los acreedores. "No vamos a permitir que fondos de inversión extranjeros marquen la pauta de la política macroeconómica", fue la definición que arrancó un aplauso del oficialismo.
Lo que viene
Antes de hacer propuestas, Guzmán abrió el paraguas: no hay margen para tener equilibrio fiscal este año: "No hay peor opción que la austeridad fiscal en una recesión. Cualquier otra alternativa es menos mala. Y al momento de plantear política de deuda, eso va a ser una premisa central".
Guzmán detalló que el Gobierno hizo sus previsiones sobre la base de tres escenarios. El primero era continuar como se venía, con la lógica económica del macrismo: contracción monetaria y fiscal. Eso, dijo el ministro, iba a profundizar la recesión y "destruiría del todo a la economía" y se volvería a crecer en 2030.
Un segundo escenario, más factible y realista e implica un trabajo, permitiría alcanzar el equilibrio fiscal en el 2023 y converger unos años después a un superávit fiscal primario de entre 0,6% y 0,8% del PBI.
Y un tercer escenario, que va a implicar revertir la política tributaria de caída de la recaudación e impulsar políticas de expansión productiva, podría llevar a la economía a crecer 2% anual y a las exportaciones al 4,5 o 5%: en 2022 habría equilibrio fiscal y en 2026 un 1% de superávit fiscal.
En ese esenario, el ministro no detalló cuál será la propuesta para los acreedores. Descartó caracterizarla como "amigable" o "agresiva" y optó por llamarla "sostenible". Pero aclaró: "No vamos a permitir que dinámica de frustración siga aumentando en el pueblo. Está claro que va a haber frustración por parte de los bonistas. Pero tenemos que negociar con una cuota grande de realismo para evitar que esto sea una pérdida para todas las partes".
Por el ‘reperfilamiento’, el dólar sube por goteo
El precio del dólar minorista estuvo anclado en torno a los 63 pesos desde octubre, cuando entró en vigencia el actual cepo cambiario, pero ahora por la crisis de la deuda y por una convalidación oficial empezó a subir por goteo.
Esta tendencia continuaría por unos días más. Es que la crisis de deuda no pasará hasta que el gobierno logre la reestructuración; ayer el ministerio de Economía salió al mercado a colocar deuda en moneda local y se alzó con $ 6.400 millones, el 64% del objetivo que buscaba.
En segundo lugar, hay un objetivo paralelo de no generar atraso cambiario. En el Gobierno explican que uno de los pilares del plan económico para reactivar la actividad y la demanda de empleo son las exportaciones.
Según explicaron calificadas fuentes oficiales, la suba del dólar es "controlada". Incluso en días en los que sobran dólares en las mesas, el propio Banco Central puede llegar a subir unos centavos el precio para que el tipo de cambio converja a su interés.
En el Central explican que sostendrán su política cambiaria de flotación administrada. Consideran que tienen allí un instrumento apto para evitar fluctuaciones pronunciadas de la paridad cambiaria que generen efectos negativos sobre la competitividad, los precios internos y la distribución del ingreso. Esto se traduce: ni devaluación abrupta ni atraso cambiario.