Tras el último y muy grave incidente de tránsito en la ruta nacional 7, en la zona de montaña, en el que perdieron la vida cuatro turistas brasileños y un chofer mendocino, diversas entidades y especialistas en seguridad vial se pronunciaron sobre las graves falencias que presenta nuestra conexión por carretera con Chile.
Una de esas instituciones fue la Cámara de Turismo de Mendoza, que remarcó -como lo viene haciendo desde hace tiempo- las falencias de control que acredita el Corredor Bioceánico, especialmente en el tramo comprendido entre Potrerillos y Las Cuevas, en el límite fronterizo. Todos los que se ocuparon de analizar ese accidente, como otros anteriores, priorizaron lo más lamentable: el elevado costo en vidas que esos hechos han causado. Pérdidas de las que no se vuelve.
La entidad que representa al sector de la industria sin chimeneas de nuestra provincia advirtió sobre otras realidades derivadas de la reiteración de sucesos trágicos en el camino que conduce a escenarios muy elegidos por los visitantes. Ocurre que esos infaustos episodios trascienden a nivel internacional y perjudican el trabajo de promoción que realizan los sectores privados y el Estado.
Para intentar mejorar un cuadro de situación complicado, el Gobierno nacional ha anunciado diversas obras, que incluyen el ensanchamiento de la calzada y su modernización de acuerdo a las nuevas técnicas de construcción vial internacional. Pero este ansiado progreso de ninguna manera se podrá concretar en el corto plazo.
Mientras esos emprendimientos no se ejecuten, habrá que insistir en el control de la ruta, casi decretando la emergencia de la misma, y vigilar lo que más se pueda el desplazamiento de los vehículos de carga internacional, de turismo y el intenso tráfico particular. Algunos conductores de camiones han dado muestras suficientes de ser unos usuarios peligrosos en el trazado de la 7, y deben ser puestos en una estricta observación. En ocasiones se desplazan a alta velocidad y no trepidan en ignorar la línea amarilla y pasar a otros rodados invadiendo la calzada opuesta.
También está sobre el tapete la necesidad de que actúen inspectores controlando que las unidades que llevan turistas a la montaña estén debidamente autorizados. Según la Cámara, 75% de los vehículos que trasladan viajeros a la cordillera y las bodegas no están homologados para esa prestación. Prácticamente en la actualidad hay una escasa seguridad en el tránsito de Alta Montaña. Todo queda a expensas de la responsabilidad de los conductores tanto de rodados de carga como de turistas y los particulares. Para la velocidad, uno de los factores desencadenantes de las colisiones o vuelcos fatales, se pide la implementación de medios satelitales, que avisan al instante base cuando algún vehículo está superando las marcas previstas por las normativas viales.
Próximamente, la Cámara de Senadores realizará -por iniciativa del senador Gustavo Arenas- una reunión con todos los actores involucrados en la seguridad vial del tramo de la ruta nacional 7 que conecta con Chile.
El objetivo: analizar en forma conjunta el peligroso incremento de accidentes viales con víctimas fatales ocurridos en el Corredor Bioceánico, examinando sus causas y posibles soluciones y propiciar que se apliquen las medidas necesarias que restablezcan la seguridad vial en dicha zona. Están convocados todos los funcionarios con competencia sobre el camino. Ojalá que de ese encuentro surja un panorama más propicio para la estratégica vía de comunicación cordillerana y bajen de una vez por todas las actuales estadísticas negativas.