"Hemos advertido que es una situación que va a tender a crecer, por lo que queremos que la gente pueda superar el miedo a volar. Según nuestras estadísticas, 50% de los pasajeros de aviones en todo el mundo tiene esta aprensión y queremos romper con ese tabú", señaló el doctor en derecho aeronáutico Gustavo Marón.
Desde el aeropuerto informaron que diariamente 4.500 personas - 135 mil personas al mes o 1.620.000 al año - se suben a uno de los 22 aviones que parten a diferentes destinos. Es decir que, siguiendo la información de Marón, 2.250 personas tienen algún tipo de temor al abordar una aeronave en Mendoza, por día.
Como se ve, subirse a un avión puede ser para algunos una misión imposible. De todas maneras con el advenimiento de los low cost la tentación al bolsillo es grande y son muchos los que quieren superar la “aerofobia” que es como se denomina este miedo, para ahorrar tiempo y dinero.
Es por eso que en Mendoza, a partir de esta semana, comenzará a dictarse un curso en el aeropuerto con la intención de que las personas puedan superar ese temor instintivo que tiende a sujetarlos a tierra. Para el curso se convocó a diferentes profesionales que realizarán un abordaje teórico y práctico (opcional) de la temática.
El taller será dictado en la delegación local del Centro de Instrucción, Perfeccionamiento y Experimentación (CIPE), del cuál forma parte Gustavo Marón y que bien podría ser considerado la academia aeronáutica de la ANAC (Administración Nacional de Aviación).
Una de las situaciones planteadas por los pasajeros es la falta de control.
Multidisciplinario
Como se dijo, en el curso de una jornada de duración se realizará un abordaje teórico. El mismo incluye temáticas tales como la organización aeronáutica argentina, es decir las instituciones que hacen a la seguridad aérea; el control del tránsito aéreo, que tipo de aeronaves existen y qué mantenimiento se les hace; y aeropuertos e infraestructura entre otros.
Los profesionales convocados son pilotos, técnicos mecánicos, controladores de tránsito aéreo, arquitectos de aeropuertos, personal técnico de ANAC y una licenciada en psicología. "Sabemos que lo más importante es lo emocional.Por eso se hace un abordaje desde la empatía y el acompañamiento. Los cursos que hemos dado siempre han sido exitosos y todos han terminado volando y disfrutando del viaje. De todas maneras no resuelve situaciones traumáticas", aclaró Marón.
El especialista también dijo que el curso contempla una parte práctica. Esta parte se realiza de acuerdo al domicilio de cada asistente ya que se los deriva a los aeroclubes de Mendoza, Rivadavia, San Martín, General Alvear, San Rafael y Malargüe o Aerotec - privado- en Rivadavia.
Según contó Marón las dudas más frecuentes de los asistentes pasan por la seguridad del avión principalmente. “Siempre contestamos que por lejos es el sistema de transporte más seguro a nivel mundial. Estamos hablando de hiperseguridad”, enfatizó el especialista.
La segunda pregunta más frecuente, y que habitualmente se desprende de la primera, es si en Argentina se respetan los estándares de seguridad.
“En el curso apuntamos a que se vea que es un sistema internacional. Que debe ser igual en Alemania, Estados Unidos o nuestro país”, apuntó el doctor en derecho aeronáutico.
Un proceso que lleva su tiempo
Bien puede suceder que los asistentes entiendan todas las explicaciones, sin embargo, hay un componente irracional que puede tirar por la borda toda la capacitación. Para ello, según el referente del CIPE, hay que ir de a poco ya que no se puede ir en contra de la evolución biológica de hombres y mujeres.
“Hace poco más de 100 años que el hombre vuela contra millones de años de evolución. El cuerpo humano no está preparado para volar. Es lo que ocurrió en cierta medida con la velocidad. Hubo que acostumbrarse a andar a 120 kilómetros por hora después de haber andado a la velocidad de los caballos durante años”, graficó Marón.
Uno de las principales situaciones planteadas por los pasajeros es la falta de “control” durante el viaje, lo que agrava sus miedos. Es por esta razón que el curso apunta a que las personas puedan identificar secuencias de ruidos y movimientos aparentemente extraños pero totalmente normales durante un vuelo.
Por ejemplo, a los participantes les enseñan a identificar ruidos ocasionados por la presurización y despresurización de la cabina, los golpes del tren de aterrizaje cuando sube y baja, la deformación de las alas y el consecuente cambio de altitud o porqué hay pozos de aire, relacionados con el comportamiento de la atmósfera.
De este último punto Marón dijo: “La atmósfera no es uniforme sino que varía en densidad conforme a la temperatura eso genera inestabilidad atmosférica, pero no pasa nada. La gente tiene que saber que es algo que dura 3 segundos y queda atrás rápidamente por la velocidad a la que va el avión”.
"La ocurrencia para una tragedia es de una en millones de horas vuelo."Gustavo Marón, doctor en derecho aeronáutico.
Probabilidades
Cuando sucede una tragedia aérea la cobertura mediática es intensa y es tema de conversación en las mesas domingueras con seguridad. Marón explicó que, justamente, es la ocurrencia escasa lo que provoca este fenómeno social.
Estadísticamente es más probable que le caigan dos rayos a la misma persona en la cabeza a tener un problema cualquiera arriba de un avión. Y con cualquiera me refiero a cualquiera, para que se caiga hay menos probabilidades aún. “La ocurrencia para una tragedia es de una en millones de horas de vuelo”, dijo.
Por último, lo que se intenta con el curso es humanizar la situación.
“Por eso apuntamos a la emotividad. A que la gente vea que quienes trabajan en el mundo de los aviones son personas que se ríen, que disfrutan, que no trabajarían de otra cosa porque esto es lo que les gusta, que no podrían vivir de otra cosa”.
La historia del CIPE
El CIPE, fundado en Ezeiza en 1957, viene formando desde entonces a toda una variedad de profesionales aeronáuticos, incluyendo controladores de tránsito aéreo, operadores radar, jefes de aeródromo y gerenciadores de seguridad operacional.
Sin embargo las necesidades de la sociedad han ido mutando, lo que justifica que hoy sea necesario abrirse a la comunidad extra-aeronáutica, en este caso para prestar un servicio novedoso.
La idea rectora es que el pasajero es, en esencia, la razón última de todo el sistema de transporte aéreo, el destinatario final de ese complejo entramado que integran los aeropuertos, las aerolíneas, los aviones y los controles de tráfico.
Sin pasajeros no hay juego posible y, con el foco puesto en el pasajero que sufre, es que la ANAC ha salido a motorizar los cursos de Aerofobia.
El curso
El curso comenzará a dictarse a partir de esta semana en las aulas del CIPE, ubicadas en el Aeropuerto de Mendoza.
Para informes e inscripción, dirigirse a cipedoz@anac.gob.ar
La capacidad máxima del aula es para 25 estudiantes y el costo es de 1.000 pesos.