Gimnasia necesitaba esta alegría. Los vaivenes deportivos, con sus consecuencias, se pagan alguna vez. Y el Lobo ya pagó y merece ir retornando a lugares que por méritos propios ocupó hace ya muchos años.
El festejo por el logro del último domingo, a muchos nos hizo recordar con alguna nostalgia épocas pasadas gloriosas, imborrables. ¡Aquellas décadas del ‘70 y el ‘80! Gimnasia instaló en ellas su nombre merecidamente en el fútbol mayor durante varios años y con él a toda Mendoza futbolística. Eran tiempos en los que la AFA invitaba al Interior a sumar equipos entre los “chicos”, pero se encontraba con que los que llegaban de tierra adentro eran tan o más grandes que los “grandes”.
Gimnasia jugaba muchas de sus importantes contiendas en el Feliciano Gambarte, y a veces también en el Bautista Gargantini. Después del Mundial ‘78 también en el Malvinas Argentinas. Es que a “los 33” por lo general se les sumaban muchos más simpatizantes. El Lobo siempre generó adhesiones.
La última reestructuración del fútbol argentino, esa que instituyó tantas categorías nacionales que terminaron pulverizando a las competencias locales, encontró al Lobo mendocino no en su mejor momento deportivo.
Por eso, ya por fin recuperado en lo deportivo e institucional, este retorno a la tercera categoría nacional, después de un certamen inexplicablemente largo y difícil, hace ilusionar al hincha blanquinegro con la posibilidad de sumar más logros y devolver al club a las ligas más selectas. Tiene hoy argumentos deportivos para pretender seguir siendo protagonista.
