Desde la globalización de las comunicaciones, es decir, que un partido de España, Italia o Qatar, se puede ver en vivo o directo en cualquier parte del mundo, las barreras del fútbol han disminuido considerablemente. En la actualidad no sorprende ver a un niño africano, coreano o canadiense con la camiseta del astro argentino Lionel Messi. Cada gol suyo es visto en millones de oportunidades en cualquier rincón del mundo. No existen fronteras.
Ese amor y admiración por el jugador rosarino se respira a cada paso en Brasil. Esta devoción por el astro del Barcelona supera a Maradona. Mientras que en la Argentina día a día se discute quién es más grande si Messi o Maradona, en Brasil en la actualidad, el capitán de la Selección nacional está un escalón más arriba.
Esta admiración absoluta es muy bien aprovechada por miles de argentinos, que arribaron a Brasil con bolsos llenos de camisetas de la Selección argentina y con la estampa del 10 y su nombre. “Se venden como pan caliente”, así lo definió Gonzalo Rosales, un mendocino que llegó a la Copa del Mundo el día en que el equipo de Alejandro Sabella debutó contra Bosnia y luego se marcharon hacia Belo Horizonte e ingresaron al partido para observar las acciones contra Irán.
El mendocino Gonzalo está con un pescador de Independiente Rivadavia y una camiseta de Messi. Como si fuera modelo, él vende la misma camiseta que tiene puesta. Está ubicado en plena avenida Atlántica de Copacabana. A 100 metros suyos está la puerta principal de la Fans Fest que organiza FIFA. Juegan Chile vs. Holanda primero y luego se miden Brasil y Camerún. Más de 30 mil personas copan las playas. “Cuestan 100 reales (500 pesos argentinos) pero si me piden rebaja se las puedo dejar a 80 reales”. Éstas fueron las primeras palabras que cruzó con Los Andes Mundial.
Luego, agregó: “Tengo un montón, somos cuatro mendocinos que llegamos a Brasil a disfrutar el Mundial y trabajar un poco. Te repito, esta camiseta te la sacan de las manos. También tenemos del Kun Agüero e Higuaín. Todos los talles. Te soy sincero, nos ha ido tan bien, que el pasaje a Belo Horizonte, más las entradas en reventa, las compramos con la ganancia de las camisetas. Son casi originales (risas). Todas tienen las etiquetas Adidas.
No hay diferencias”. Mientras relataba su aventura, pararon dos brasileños y preguntaron cuánto costaban. De inmediato, respondió: “Las dos te las dejo por 250 reales”. El ciudadano carioca que lucía una casaca del Flamengo. Ni siquiera pidió rebaja, metió la mano en el bolsillo, sacó dinero, pagó sus camisetas y se fue con una sonrisa enorme hacia la Fans Fest. ¡Clink, caja!
En su recorrida por la playa, Los Andes Mundial, a 300 metros hacia el sector que se dirige a Ipanema, la otra gran playa turística de Río de Janeiro, encontró otro vendedor de camisetas de Argentinas. La tonada del vendedor era ultra familiar. Sí, otro mendocino en el negocio de las camisetas. Lucas, que no brindó su apellido, sólo contó que es del departamento de San Rafael y que las camisetas valen 120 reales (600 pesos argentinos).
El vendedor del Sur de la provincia también tuvo suerte y le vendió a un estadounidense una camiseta talle L. Le pidieron descuento y el mendocino se negó. Lo curioso fue que el yanqui sólo hablaba inglés. Entonces, le escribió sobre la arena la el número 100, indicándole que le solicitaba una rebaja. El mendocino con su cabeza le dijo un no rotundo. Sin embargo, el fanático de Messi pagó su camiseta sin problemas. Prueba, sonrisa y bolsillos mendocinos felices. ¡Clink, caja!
