El astro rosarino Lionel Messi, más allá de no haber sido titular, jugó un encuentro inolvidable y fue el centro de todas las miradas hoy en su debut en la Copa América Centenario en el estadio Soldier Field de Chicago en Estados Unidos con otra demostración de la idolatría que genera en cualquier parte del mundo.
Su primer ingreso a la cancha fue cuando los suplentes tomaron posición en el banco. En ese momento, recibió la primera ovación de los espectadores en la noche templada del magnifico estadio de la ciudad de Chicago con las luces de algunos rascacielos de fondo.
El goleador histórico de Barcelona de España también recibió el afecto de argentinos y panameños en el preciso instante que la cámara lo encontró en el banco de suplentes entre el defensor Jonatan Maidana y el delantero Ezequiel Lavezzi. Su imagen apareció en las dos pantallas gigantes ubicadas detrás de los arcos para delirio de los hinchas.
Messi, que mantiene una barba prolija, aplaudió de pie la apertura del marcador con el gol de cabeza del defensor Nicolás Otamendi. A su vez, esbozó una sonrisa con un dicho del "Pocho" Lavezzi al pasar.
El primero grito al unísono del "¡Messi, Messi, Messi!", a los 23 minutos del primer tiempo, retumbó en la ventosa noche de Chicago durante las apariciones breves del crack rosarino en las pantallas. El público ratificó así un estado de ansiedad por el salto de Lionel a la cancha.
El pedido, casi desesperado, se repitió tres minutos después como otro momento más distracción ante un partido rústico que generó la famosa "ola" en las tribunas en un claro reflejo de desentendimiento del juego.
La lesión de Ángel Di María generó un cambio en el humor de sus compañeros que se visibilizó al fin del primer tiempo. Messi encabezó la fila, serio, bajo los aplausos de los espectadores.
La salida al segundo tiempo encontró a Messi con la camiseta en su mano izquierda, la mirada clavada en el campo de juego, como símbolo de sus ganas por jugar. Al minuto, la gente coreó el hit de la noche: "¡Messi, Messi, Messi!".
Las esperanzas de los hinchas por ver al crack rosarino fueron en alza cuando a los cuatro minutos del segundo tiempo los suplentes efectuaron el calentamiento previo detrás del arco defendido por Sergio Romero.
La hora decisiva, el momento estelar, se produjo a los 15 minutos del segundo tiempo. Messi encaró para el banco, se quitó la pechera, se calzó la camiseta, reemplazó a Augusto Fernández y cual estrella de rock en los segundos previos a su ingreso al escenario, en un estadio donde se presentaron colosos de la música como el ex beatle Paul McCartney y Los Rolling Stones, se llevó otra ovación.
El astro rosarino tocó el balón por primera vez a los 17 minutos. Su descarga para Erik Lamela fue simple, pero al público lo celebró como si hubiese hecho una finta memorable, pero lo mejor estaba por venir.
A los 23, 33 y 43 minutos del segundo tiempo, Messi desplegó toda su magia, con un golazo de tiro libre incluido, que levantó al público del asiento. Las muestras de cariño, con alabanzas, no se hicieron esperar para "La Pulga" que fue el jugador y la estrella del partido, a un gol de Gabriel Batistuta (54) quien es, por ahora, el máximo goleador en la historia del seleccionado argentino.
En el final, un chico invadió el campo de juego, fue atrapado por la seguridad, en busca de un abrazo de Messi, en otra muestra de la locura que se vive por él en la Copa América Centenario.
La función de Messi terminó con más aplausos. El actual genio del fútbol mundial pisó fuerte en su estreno en el certamen continental que el plantel se juramentó ganar. La Messimanía tuvo escala en Chicago y la historia continuará en Seattle el próximo martes ante Bolivia.