El cruce es interesante. Por un lado el director Ariel Blasco (“Reflejos” y “La felicidad”), por el otro Marcelo Lacerna, Sara Torres y Elena Schnell. Para Blasco fue una convocatoria sorpresa por parte de Lacerna y Torres (“Locos de contentos”), quienes les ofrecieron un nuevo proyecto teatral.
La dupla de actores que lleva transitando distintas propuestas de la mano del humor, se arriesgó a que el director mendocino los dirigiera en su flamante obra. Fue así que en el buceo de la dramaturgia Torres dio con “No bailamos tango”, comedia de Mónica Salerno, y con el texto en mano sumaron al proyecto a Elena Schnell (“Mi humo al sol” y “Petra”).
Con distintas miradas y experiencia, el colectivo de artistas reconocido en el teatro mendocino estrena esta noche en el Le Parc esta comedia que promete despertar más que risas.
Correrse de la zona de confort
"Desde el principio me encantó poder trabajar con ellos, porque creo que el crecimiento se encuentra en trabajar con otros actores", dice Ariel Blasco, quien vuelve al ruedo de la dirección teatral tras "La Felicidad" y "Reflejos".
En “No bailamos tango”, la historia se centra en Marga (Elena Schnell) y Esteban (Marcelo Lacerna) una pareja que lleva muchos años juntos, con un problema particular; Marga miente compulsivamente y luego olvida sus mentiras. Pero todo se complicará con la llegada de su amiga Agustina (Sara Torres), donde el juego de la mentira y la verdad caerá sobre ellos.
“Me parecía que había una potencialidad para jugar con el texto. Una idea que no está tan central en la obra, pero me pegó por ese lado, que tiene que ver con la vida en pareja después de 25 años de estar juntos. ¿Cómo hacés para seguir y que funcione? Porque después de 20 años te olvidás de lo que te gustaba de esa persona. Esa idea que la vida va haciendo lo suyo. La obra lo sugería y eso es lo que me estimuló en a la hora de trabajar”, sostiene el director sobre su mirada del texto.
Pero lejos de ser una comedia de situaciones que invita a la risa y la distracción, la obra va por el lago del absurdo, haciendo foco en esa angustia que provoca la mentira y el conflicto de cada personaje.
“La obra se fue amargando con el paso del tiempo. El personaje de Marga, es una mujer que no se bancó lo que hizo de su vida. Entonces lo que hace es crear mentiras alrededor de ella y su pareja para los demás. En vez de ama de casa, es artista plástica. Y esa mentira se le va de las manos. Pero había un punto en el texto donde esa mentira se les tenía que venir encima. Y quedó bastante más amarga que lo que pensábamos. Se fue hacia ese lado en el mismo proceso, y está bueno escuchar lo que sucede. Por algo pasó, y hay que estar receptivos al trabajo”.
No solo para Blasco fue un desafío la experiencia, si no que para los actores se plantea como una vuelta de rosca a lo que están acostumbrados a mostrar en escena.
“Creo que tanto Marcelo y Sara se arriesgaron un poco en elegirnos a nosotros. Porque a ellos les sienta muy bien el tipo de comedia y los espectáculos de humor. Podrían seguir en ese camino y decidieron tomar un cierto riesgo y me parece muy lindo. En el caso de Elena la propuse yo y se sumó ella que viene de un perfil más dramático”.
Lejos del montaje en el que el director encuadra sus obras, esta vez la puesta parte de la discreción. “La puesta es sencilla. Al ser una comedia no hay espacio para otros géneros. Siempre juego con la música, y pruebo cual es la que mejor queda. Y lo que tenía no encajaba en esta obra, me costó un montón. Me vi obligado a correrme de ahí. Lo único a lo que apelo son a los cambios de espacio y tiempo, que los marca el texto y la actuación, no hay apagón. Lo hicimos porque agiliza la puesta. También, el personaje de Marcelo rompe la cuarta pared al exponer sus conflictos y usar al público como un espejo. Algo que en la obra original se encara de otra manera”.
La ficha
"No bailamos tango"
Dirección: Ariel Blasco
Actúan: Elena Schnell, Sara Torres y Marcelo Lacerna.
Días y horario: viernes 7 y sábado 8 de agosto, a las 22.
Lugar: sala Roja, espacio Julio Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).
Entrada: $80.