Aunque son menos que en los primeros tres encuentros del Mundial, miles de hinchas argentinos se hicieron sentir hoy en la previa y el comienzo del encuentro de cuartos de final frente a Suiza.
Desde muy temprano, las camisetas y las banderas celestes y blancas se repitieron en cada esquina y calle aledaña al Arena Corinthians.
Al comienzo del partido, los gritos de los también miles de brasileños se hacían escuchar, pero enseguida los argentinos respondían con el "Brasil, decíme qué se siente...", que es casi un himno para los fanáticos que llegaron a este país.
Por su parte, en la masa mayoritaria el cántico resuena en el graderío, pero no en alemán, francés ni italiano. "Suica'', gritan los hinchas en portugués. Y es que quienes alientan a la selección helvética no son europeos vestidos de rojo, sino brasileños con la camiseta amarilla de Brasil. Esos hinchas han encontrado una fraternidad repentina con los suizos por un motivo: el odio deportivo hacia Argentina.
"Es algo bueno. Somos un país pequeño y necesitamos todo el apoyo posible'', consideró Peter Adolf, de 32 años y originario de Berna. "Pero sabemos que sólo nos apoyan porque odian a Argentina'', concluyó.