Los nombres de las mujeres que no están, víctimas de femicidio o que desaparecieron y no han sido encontradas (como Johana y Soledad), se mezclaron con el reclamo de que se declare la emergencia nacional por violencia de género y el rechazo a la designación de José Valerio para la Suprema Corte.
Una nueva marcha Ni Una Menos recorrió las calles del microcentro a partir de las 18 para terminar en la explanada de Casa de Gobierno.
Apenas 21 días después de la última manifestación que se organizó en la provincia bajo esta consigna, la muerte de Lucía Pérez (16), quien fue violada y empalada en Mar del Plata el 8 de octubre, motivó una más en todo el país.
La acción contempló un paro nacional de 13 a 14, el uso de vestimenta negra durante la jornada y marchas por la tarde.
En Mendoza, el 28 de setiembre le gente había salido a la calle por los asesinatos de Janet Zapata (29), Julieta González (21) y Ayelén Arroyo (19).
El Ni Una Menos de ayer fue convocado, además de por la muerte de Lucía, porque -según dio a conocer MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana)- tan sólo en lo que va de octubre se han registrado 19 femicidios en el país.
Esto implica que en este último mes murió por la violencia machista una mujer cada 26 horas, cuando hasta ahora la estadística nacional marcaba una cada 30.
Voces diversas
Un grupo de feministas autoconvocadas abrieron la marcha con una intervención. Vestidas de riguroso negro, con las caras pintadas de blanco, avanzaron unos pasos para dejarse caer en la calle.
“Por nuestras muertas, toda una vida de lucha”, cantaron las que formaron una ronda, tomadas de las manos, en torno a las que yacían en el suelo.
“Hacemos responsable al Estado por casa mujer asesinada”, expresaron a continuación y se alejaron de la columna para permitir que presidieran la marcha los familiares de víctimas.
“La responsabilidad es del Estado. Ni Una Menos. Basta de femicidios. Presupuesto ya”, eran las consignas que se podían leer en un gran cartel que sostenían quienes abrieron el recorrido desde San Martín y Garibaldi.
La columna, que llegó a superar las seis cuadras de extensión, no terminó esta vez frente a la Legislatura -donde hubo disturbios el mes pasado-, sino que continuó hasta Casa de Gobierno.
Allí, algunos grupos tomaron la escalinata -se les dio el lugar a las familias de víctimas- y otros la explanada y, enfrentados, comenzaron a entonar cantos en común.
Desde decir el nombre de las mujeres cuyos rostros y nombres se veían en las pancartas y gritar un “No está”, hasta pedir por la emergencia nacional en violencia de género y hacer oír un “Fuera Valerio”.
Sabrina Amills llevaba un cartel por Janet Zapata, quien fue encontrada muerta en un descampado el 26 de setiembre, y una expresión de pesadumbre. La mujer, que iba acompañada por su novio, Pablo Olmos, comentó que había participado de otras marchas por el Ni Una Menos, pero que en este caso le tocaba de cerca ya que es amiga de la hermana de la joven asesinada.
“Me parece importante el reclamo cuando no hay respuesta del Estado ni la Justicia”, planteó Ivana Soave, quien había ido con sus tres hijos de 12, 6 y 3 años.
Asimismo, lamentó que haya marchas, información disponible, acciones en las redes sociales pero los femicidios sean cada vez más violentos.
Amparo Ortiz mostraba un cartel que ella había hecho con un “No fue la falda, no fue la hora, no fue el lugar. El Estado es responsable. Quiero ser libre, no valiente”.
La joven comentó que le impresionó que el detenido por el crimen de Julieta González iba a su colegio, lo que -resaltó- muestra que la violencia machista atraviesa a toda la sociedad.