Cuando Patricia Mónica Brondo comenzó su carrera como docente especial hace 32 años nunca imaginó un momento así: hace 10 días fue reconocida por el gobernador Alfredo Cornejo como docente ilustre mendocina del año.
“Fue una sorpresa. Jamás pensé que algo de eso podía tocarme a mí. No creo que ninguna maestra esté pendiente de algo así ni es una meta”, señaló emocionada.
Ocurrió en el marco de la inauguración de dos edificios escolares, para lo cual el mandatario visitó Godoy Cruz. Ella contó que no sabía nada del reconocimiento y que fue un gran impacto: “Un ratito antes las chicas de Protocolo me dijeron que estuviera atenta que el Gobernador iba a decirme algo. Yo creí que iba a ser algo de mi escuela, no de tanta trascendencia”.
El premio se debe a su labor profesional y compromiso con la sociedad. También por su rol en el establecimiento de canales de comunicación con las familias de los alumnos.
Patricia relató que el Gobernador le entregó una resolución que se apuntará en su legajo y subrayó que a ella y sus compañeras las sensibiliza mucho que el reconocimiento haya llegado por fin para la educación especial.
Desde que comenzó su carrera se ha desempeñado en el instituto Fidela Maldonado de Cano, al que acuden alumnos con discapacidades motrices. “Te llena el alma saber que se reconoce aquello a lo que te dedicaste toda tu vida, porque he trabajado siempre de lo que me gusta”.
Hoy, Día del Maestro, será la única docente mendocina presente en los actos oficiales nacionales que se realizarán en San Juan.
“Allá voy a estar con docentes de otras provincias-contó-. Es maravilloso porque la docencia no es una profesión muy premiada. Es más, es una profesión que ha ido para atrás estos años. Cuando yo empecé era más reconocida”.
Compromiso educativo
La maestra de 57 años contó que siempre supo que quería ser docente, porque de algún modo en la época que lo eligió era de esas actividades que correspondían a las mujeres.
Recordó que tenía un primo que no iba a la escuela y le preguntaba a sus padres por qué. Es que eran todos más o menos de la misma edad y él era el único que no tenía un lugar dónde ir, ni siquiera en educación especial, lo cual le parecía raro.
Después supo que el obstáculo era que no tenía acceso a la lecto-escritura. “Por aquel entonces la educación especial no estaba tan socializada”, explicó.
Así fue que comenzó su carrera como docente común en la escuela Normal, aunque nunca ejerció como tal. Ni bien se recibió, continuó preparándose como maestra especial a lo cual ha sumado muchos cursos.
Patricia tiene una hija de 22 años y destacó que si pudo trabajar tanto y hacer cursos fue porque tuvo una madre que la ayudó con la crianza.
Actualmente trabaja doble turno en la misma institución con dos grupos de alumnos. Se trata de chicos con discapacidad motriz que les dificulta la comunicación.
Ella se desempeña en un equipo de abordaje complejo: “Este grupo no va como otros chicos haciendo lecto-escritura dentro de sus posibilidades, porque no van a lograrlo; entonces se les da otro tipo de enseñanza: técnicas de plástica, trabajamos efemérides, estaciones del año, leemos poesías o cantamos”, detalló.
Se trata de otras herramientas que se les da para comunicarse apelando al plano sensorial, como lo táctil o lo gestual: “Tiene que ver con todo lo que uno pueda arrancarle al chico”, explica.
Por eso, apuntó que “lo primero que tenemos que hacer nosotras las docentes especiales es buscar el vínculo con el niño, que confíe en tu mano, que empareje la mirada”, a lo que hay que sumar un fuerte contacto con la familia.
También dijo que nunca se sintió desanimada por los pequeños avances de los alumnos porque sería no tener los pies sobre la tierra: “Hay que transitarlo con el chico sin volar demasiado y valorar los logros cuando se van presentando”.
Por último, destacó que los que trabajan en su especialidad buscan que la sociedad avance hacia una mirada inclusiva en la cual estas personas tengan un lugar.
Al respecto, consideró que “la sociedad está aprendiendo a tener esa mirada de la discapacidad. Se está haciendo bastante pero queda mucho por andar”.