La obsesión del japonés Issei Sagawa por "buscar la mujer perfecta" -como él decía- lo llevó a asesinar a una joven de 25 años en 1981 y luego ser condenado apenas a dos años de prisión gracias a los informes psiquiátricos. Se convirtió automáticamente en una celebridad, sacó un libro, protagonizó un documental y hasta se lanzó como actor porno.
El Hannibal Lecter japonés es una estrella mediática en la isla. A finales de los años 60, Sagawa decidió estudiar la carrera de Literatura Inglesa en la Universidad de Wako y hasta encontró cierta pasión por el arte. Sin embargo, su obsesión fueron los personajes caníbales, como por ejemplo, las aztecas.
Según el culto imperial, los vencedores se comían el corazón de sus enemigos para apropiarse de su fuerza y valor. Aquellas historias lograron fascinar a Sagawa hasta el punto de tener sus primeras fantasías sexuales.
“Cuando me encontré a una mujer en la calle, me pregunté si podría comerla. Le metía la hoja de un cuchillo en la garganta y fingía que iba a matarla. Después, dejaba que ella hiciera lo mismo conmigo. Pero aquella mujer no me interesaba. Simplemente jugaba con ella a un macabro juego. Fue un primer paso hacia lo inevitable”, explicó durante el juicio, en referencia a una profesora alemana.
Pero Sagawa tenía planes aún más macabros. Dejó Tokio y se fue a París a continuar sus estudios. Su aspecto físico -1,50 metros de altura y 40 kilos- estaba totalmente alejado de la típica imagen de un asesino. Y su víctima fue Renée Hartevelt, una holandesa de 25 años.
El japonés y la holandesa congeniaron rápidamente. Tenían muchas cosas en común: el arte, la literatura y la poesía. Pero la tarde del 11 de junio de 1981, en lo que parecía ser un día de estudios, Sagawa cometió su crimen. Le disparó con un rifle calibre 22 que tenía escondido en el armario y le dio muerte instantánea.
“La tentación fue para mí demasiado fuerte. No supe resistir. La desnudé y abusé de su cuerpo. Después comencé a cortarla a trozos. En aquel momento pensaba que ésa era la mejor manera de esconder su cadáver y de sacarlo de mi casa. Mientras cortaba aquel cuerpo con un cuchillo eléctrico, yo no era Issei, era un médico. No era un médico, era un diablo. Era Mefistófeles en persona. Cortaba y fotografiaba”, declaró el nipón en el juicio, donde confesó lo ocurrido.
Sin embargo, no le dieron la máxima condena de cárcel. Los psiquiatras que analizaron el comportamiento de Sagawa justificaron sus actos. "Su caso podría parecer también como una especie de suicidio del hombre que se encuentra demasiado solo y desorientado, dividido entre dos civilizaciones. Nadie le había conocido aventuras sentimentales. Las prostitutas eran, aparentemente, su único equilibrio sexual. Issei era un hombre solo, sexualmente frustrado. Y la frustración sexual engendra a veces el crimen", señalaron los peritos.
Finalmente, el juez sentenció al caníbal a dos años de prisión. Tras cumplir la condena, el hombre fue extraditado de regreso a Japón por una enfermedad terminal, algo que luego fue descartado. En libertad, inició su ascenso mediático con un libro ("Cartas a Sagawa", vendió más de 300.000 ejemplares) y luego con la publicación de sus memorias que tituló "En la niebla".
Sus entrevistas hablando sobre el crimen y su obsesión por el canibalismo le aportaron importantes ingresos económicos, indicó diario La Vanguardia. Actualmente, Sagawa vive en Tokio bajo una identidad falsa, escribe libros sobre canibalismo, participa como actor porno en películas para adultos y hasta tienen tiempo para dedicarse a la pintura, donde retrata a mujeres parecidas a Renée.