En la audiencia pública para adecuar el Valor Agregado de Distribución (VAD) del servicio eléctrico, el EPRE fijó un incremento para las distribuidoras provinciales que ronda el 45%. Esto se traduce en un impacto en la factura de los usuarios residenciales de entre el 8 y el 15%, según la categoría, y de 18% para los restantes. Como el gobernador Rodolfo Suárez congeló la tarifa de la luz por 180 días a principios de enero, este aumento se aplicaría recién en la segunda mitad del año.
El secretario de Servicios Públicos de la provincia, Natalio Mema, explicó que, pese a que está vigente el congelamiento, debían completar el proceso de adecuación del VAD, como está previsto en la normativa, para evitarle posibles juicios a la provincia. Pero se decidió no trasladar por el momento la suba al usuario y que lo absorban en un primer momento las distribuidoras, hasta que se determine como se resuelve la situación.
Mema explicó que el gobierno nacional ha destinado fondos para sostener este aumento en Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, por lo que reclamarán que se haga lo mismo en Mendoza. Y agregó que, cuando establecieron el congelamiento provincial -de la luz y el boleto de micro- esperaban contar con la refinanciación de los intereses de la deuda que vencen este año (el denominado roll over), pero hoy no tienen herramientas financieras para afrontarlo.
Así, aseguró que en lo inmediato los usuarios no tendrán que pagar más en sus boletas de la luz, pero analizarán cómo amortiguar el impacto de la suba de costos para las distribuidoras, para evitar que se resienta el servicio. Es que el funcionario reconoció que el VAD no se ha modificado desde diciembre de 2018, pese a la inflación que hubo en 2019 y un aumento aún mayor de los insumos de la energía, la mayoría dolarizados.
Las empresas y cooperativas habían solicitado un ajuste, a diciembre de 2019, de entre 54 y 59% (55% en promedio) y el EPRE propuso, a su vez, entre 40 y 47% de incremento (45% de media). Como el VAD representa el 30% del monto total que abona el usuario, la variación en esta tarifa final es del 14% promedio.
De haberse aplicado, los usuarios residenciales con consumos bimestrales de hasta 299 kWh (46% del total) tendrían una suba de 8% ($ 73 promedio en el bimestre); los que consumen entre 300 y 599 kWh (34%), de 14% ($ 341 bimestrales); y a los que consumen más de 600 kWh (20%) se les aplicaría un incremento de 15% ($ 700).
En tanto, el resto de los usuarios pequeños y medianos -comercios, riego agrícola, industrias- tendrían una variación promedio del 18%, de acuerdo a sus consumos, potencia, categoría tarifaria, y estacionalidad.
Desde Edemsa resaltaron el impacto que ya ha causado la inflación en la prestación del servicio y propusieron que la adecuación del VAD a la suba de costos se realice de forma trimestral y no semestral, como ocurre ahora. Asimismo, sugirieron que el aumento sea mayor para quienes tienen más posibilidades de afrontarlo.
Julio Gallego, coordinador de gerentes de la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz, planteó que es difícil para una empresa subsistir si factura a valores de fines de 2018 y que, por eso, no han podido cumplir como corresponde con los proveedores de energía; algo que no les había ocurrido. De ahí que recalcó la necesidad de que el ajuste del VAD se aplique de inmediato y no en julio.
Por su parte, Raúl Stasi, gerente general de Edeste, señaló que necesitan saber qué pasará en estos primeros meses de 2020 y se mostró preocupado por si el ajuste se debe aplicar más adelante, porque podría ser marcado. Por eso, coincidió en la importancia de que la adecuación a inflación sea trimestral.
Gisela Lamberti, titular de la Asociación Consumidores Mendocinos, dijo que esperan que se sostenga el congelamiento de tarifas hasta que se recomponga el poder adquisitivo de la gente. Y también insistió en la necesidad de que el EPRE comunique a la población cuál es, con el nuevo VAD, el cargo fijo y el cargo por kilovatio, de modo que cada usuario, factura en mano, pueda calcular cuánto va a pagar con el incremento.