La lucha de los vecinos logró que un edificio sea patrimonio

Fue la primera escuela de Tupungato y, después de años de abandono y un proyecto para demolerla, fue rescatada por la gente. Ahora quieren que sea un centro cultural.

La lucha de los vecinos logró que un edificio sea patrimonio

Fue como un gran abrazo simbólico. Un grupo de vecinos de Tupungato rescató del abandono -y de las no pocas intenciones de demolición- a la primera escuela que tuvo su villa cabecera, uno de los edificios más antiguos de su centro cívico. Ahora van por más y pedirán a la Provincia que se sume a la puesta en valor de esta construcción, en cuyas aulas ha estudiado más de la mitad de la población adulta del departamento.

Días atrás, y ante un recinto poblado, el Concejo Deliberante de Tupungato sancionó la ordenanza 27/2015. A través de la misma, resuelve que se incorpore “como Patrimonio Cultural del Departamento de Tupungato al antiguo Edificio de la escuela Profesor Dionisio Chaca”. Esta esperada declaratoria también dispone su preservación y conservación.

El mérito es de este colectivo integrado por gente de instituciones educativas, organizaciones sociales y vecinos autoconvocados. Ellos no se quedaron en la mera preocupación por el estado de desidia y deterioro que por años ha regido en la “vieja escuela Chaca” (como todos la llaman), cuya particular fachada frente a la plaza departamental ya es un ícono paisajístico del centro urbano.

Sondearon en su historia y en los relatos orales. Reunieron fotos. Solicitaron a especialistas en restauración un informe sobre el estado de la estructura. Después, se dieron a la tarea de reunir más de mil firmas entre los vecinos y las presentaron, acompañando el pedido de rescate patrimonial del edificio tanto en el Ejecutivo como en el Concejo, para lo cual pidieron la Banca del Vecino.

Aunque la iniciativa logró la mayoría de los votos, el debate legislativo que precedió su aprobación no fue sencillo. Pese a que el informe técnico presentado por una especialista en restauración destacaba las buenas condiciones generales del inmueble, el año anterior los ediles habían aprobado una ordenanza para que se demoliera basándose en un estudio municipal, que sostenía que estaba muy dañado.

Rescatar la memoria

Antes de los años ‘40, este edificio fue construido para albergar a la primaria Emilia Herrera de Toro, la primera escuela que funcionó en la villa cabecera tupungatina. Sin embargo, después -en distintas etapas- ha sido sede de la primaria Dionisio Chaca, la secundaria Domingo Faustino Sarmiento, algunos profesorados del IES 9-009 Tupungato y, actualmente, funciona el Cebja 3-062 Monseñor Fernández en un grupo de aulas que fue edificado en su patio trasero con posterioridad.

Este inmueble de paredes anchas y espacios amplios pertenece a la Dirección General de Escuelas. Hace años fue dado de baja, por los riesgos que implicaba su uso permanente. En la actualidad, sólo el Cebja utiliza las instalaciones más nuevas y -por un convenio con la DGE- también la Biblioteca Popular Mirador de las Estrellas -desde hace unos meses- desarrolla allí su misión de acercar la lectura a la comunidad.

“Hemos dado un gran paso en esta lucha por la conservación edilicia, ahora debemos seguir trabajando en la apropiación del lugar para convertirlo en un punto de reunión y desarrollo de la comunidad”, apuntó Daniel Martín, un docente tupungatino que es un referente de la biblioteca popular y promotor de la iniciativa de evitar la demolición.

“Hoy se ha rescatado la memoria, la historia, la identidad de un pueblo”, dijo el mismo día de la aprobación de la ordenanza en el recinto Ana María Juri, ex alumna y directora por muchos años de la escuela Toro, quien aportó que el número inicial del colegio era el 1-066, “una de las primeras de Mendoza”.

Por su parte, Julia Elmelaj (quien también fue alumna, docente y vicedirectora de la institución) señaló: “Esta escuela tiene el corazón de muchos de nosotros que ya somos padres, abuelos, bisabuelos”. Después, recordó algunas anécdotas: “Los bancos tenían el recipiente para colocarle el tintero y ahí mojaban los alumnos la pluma para escribir”, y destacó la figura de Amalia ‘Lita’ Jury, quien fundó allí el secundario Sarmiento para darle una oportunidad de continuar sus estudios a los chicos de Tupungato.

“Este es un primer pasito, ahora lo importante es restaurarlo y difundir su historia. Es bueno que esta declaratoria surja del pueblo, no de una gestión. Que su uso dependa del protagonismo y la participación de toda la comunidad”, apuntó Karina Castañar, vecina y profesional del área de Patrimonio.

Ahora los vecinos pedirán a la Provincia su declaratoria, para empezar a trabajar su restauración y buscar financiamiento para la misma. El sueño para muchos es ver convertido este espacio en un centro cultural y museo con identidad tupungatina.

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