Fuego sagrado. Meses antes de cada edición de los Juegos se enciende en Olimpia la “llama olímpica”, en una ceremonia que refleja los antiguos ritos griegos.
Una artista femenina, actuando como una sacerdotisa, enciende una antorcha colocándola dentro de un espejo parabólico que concentra los rayos del sol, iniciando así un recorrido que finalizará en la ceremonia de apertura (encendido del pebetero) de esa edición de los Juegos.
Aunque el fuego ha sido un símbolo olímpico desde 1928, el recorrido de la antorcha se introdujo en los Juegos de Berlín 1936, como parte de una tentativa del gobierno alemán para promover su ideología nacionalsocialista.
Mascota olímpica. Es un animal o figura humana que representa el patrimonio cultural del país anfitrión; esta idea introducida en 1968 recién vio la luz, en Munich 1972, con Waldi un perro salchicha.