Estamos transitando los 20 años de la mediación en la provincia de Mendoza. Para los que no saben, la mediación es un método alternativo de resolución de conflictos, hoy llamados métodos participativos. Es un proceso basado en el diálogo respetuoso en el que prevalece la relación de las partes y en el cual el mediador es un tercero imparcial (para que las partes no sientan que se beneficia a uno u otro), es voluntario y confidencial.
Este método se incorporó al sistema judicial de la Provincia en 1998 como mediación intrajudicial (entendiéndose como instancia previa y obligatoria a la iniciación de la demanda o derivada por el juez) con la creación de los Tribunales de Familia. En este ámbito, la mediación se prevé en temas de responsabilidad parental, cuidado personal, alimentos y disolución de uniones convivenciales.
En 2008 se amplió su aplicación al ámbito penal con casos derivados de la Justicia correccional, contravencional y de jóvenes y adolescentes. El mismo año se aplicó también en materia patrimonial en los Juzgados de Paz y Civiles.
En 2009 y 2010 continuó la expansión en los juzgados departamentales como política de acceso a la Justicia.
Aggiornándose a la tecnología, en 2012, el cuerpo de mediadores inició mediaciones a distancia, a través de Skype, y pudo vincular a personas que viven en diferentes provincias e incluso a nivel internacional.
En 2017 se designaron por concurso conciliadores laborales, estableciendo su accionar en casos vinculados a la relación laboral como despidos, diferencias salariales, entre otras. Dicha instancia tiene buenos resultados, pero no deja de ser una instancia previa y obligatoria al juicio.
Como vemos hasta aquí, la mediación en nuestra Provincia no es una opción de resolución de conflictos, sólo es vista en el ámbito del Poder Judicial como instancia obligatoria (no siendo obligatorio mediar). Los ciudadanos pueden encontrar esta opción de acercamiento voluntario en los Centros de Mediación Comunitaria que poseen algunos Municipios.
A esta altura nos preguntarnos ¿la sociedad conoce la mediación como método de resolución de conflictos?, ¿sus ventajas?, ¿los ámbitos en los que el “acceso a la justicia” ella es el primer escalón?
Es triste ver, para los que nos dedicamos a esta tarea, cómo estos métodos no figuran entre las posibles opciones a la hora de resolver ya sea un problema personal, como vecinal o comunal. Creemos que la falla ha estado en la falta de comunicación a la sociedad sobre esta opción para resolver sus diferencias.
Para pensar cómo proyectar la mediación a futuro es imprescindible hacer un diagnóstico. Hoy debemos decir que tanto la mediación como otros métodos no están en el inconsciente de nuestra sociedad. Es evidente que ella y los distintos métodos no han sido política de Estado, no se ha creído en su poder y en el efecto pacificador que el mismo tiene en la sociedad.
Entonces, sentados hoy a la simbólica mesa de la mediación, celebrando sus veinte años, debemos preguntarnos ¿cómo hacer para revertir el rumbo y que la misma se instale definitivamente en la sociedad?
De acuerdo con lo vivido en el Congreso Mundial de Mediación efectuado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el mes de setiembre, sólo el accionar unificado y coherente de todos los agentes que se dedican a la aplicación de estos métodos en la Provincia, generará la incorporación de la mediación al sentir de la comunidad. Sólo el pensar una justicia accesible y llana, cercana al ciudadano, coherente con el objetivo de no estar entre las provincias con más litigiosidad del país, convirtiendo a la misma en el ineludible primer paso del "acceso a la justicia", y empoderando al ciudadano como primer gestor en la resolución de sus conflictos.
Conforme las conclusiones del citado Congreso sólo el diálogo puede llevarnos a un desarrollo sostenible y este a una cultura de paz, la que debe construirse día a día, y a la que estamos todos invitados.
