Eran alrededor de las 7.30 del domingo 16 de junio de 2019. Con mi hija Sofía, de 4 años, cobijados por dos velas, improvisábamos "El Blues de la Falta de Luz" en guitarra acústica y ukelele. La letra salió como salió: parsimoniosa y nostálgica, pero a la vez alegre. No era una forma tan mala para empezar el día del padre, después de todo.
Sin embargo, la situación no era chiste. A las 7.06 colapsó el Sistema Argentino de Interconexión (SADI), que integra casi toda la generación de energía eléctrica del país con los centros de consumo, a través de un complejo sistema de transporte y que permite a las empresas distribuidoras de energía eléctrica proveer a los consumidores.
El apagón, que también afectó a partes de Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile, fue de tal magnitud, que se lo consideró técnicamente un "Black Out", activándose el protocolo de reinicio del sistema "en negro", establecido en el Procedimiento Técnico N° 7 de Cammesa, por primera vez en la historia.
Más allá de las causas concretas del apagón, el hecho es que un colapso del sistema como el que se presentó bien podría haber sido provocado por una catástrofe natural, por ejemplo. Es lo que sucedió con el huracán Sandy en EEUU en 2012, donde la costa este de ese país, que tiene un esquema de interconexión eléctrica suficientemente parecido al nuestro, se quedó sin energía.
No cabe duda de que muchas organizaciones, tales como los hospitales o los aeropuertos, cuentan con sistemas de resguardo para eventualidades como ésta, o inclusive para otras de ocurrencia mucho más probable, tales como cortes de energía locales o fallas en la distribución. Pero ¿y el resto de los mortales? Difícilmente tengamos un grupo electrógeno por las dudas.
Sin dudas la implementación de esquemas de energía distribuida, posibilitados por la adopción de nuevas tecnologías, puede ayudar a mitigar estas circunstancias y brindar confiabilidad al sistema. De esta manera, no solamente se mejoran las condiciones técnicas de normalidad del actual sistema de distribución, sino que también se posibilita la estructuración de "micro redes" que funcionen de forma integrada, es decir que cuenten con su propia generación y distribución y puedan operar tanto conectadas a la red de distribución como de forma aislada de la misma, modalidad que normalmente se denomina "en isla".
Este esquema se está implementando, por ejemplo, en el distrito neoyorkino de Brooklyn, donde, desde 2016, se encuentra funcionando la Brooklyn Microgrid, una iniciativa comunitaria de adopción y gestión de energías renovables mediante el uso de tecnologías como blockchain para la intercomunicación de la información. En la micro red, la energía es generada, almacenada y transaccionada de forma local, lo que brinda una importante solidez a la comunidad. Son los propios usuarios, a la vez productores y consumidores de energía proveniente de fuentes renovables, quienes gestionan las interacciones.
En nuestra provincia, está actualmente en proceso de reglamentación la ley 9.084, que declara "de Interés Provincial los recursos de energía distribuida compuestos por Generación Distribuida, Almacenamiento Energético y Gestión de la Demanda, como un objetivo de política energética que integra los previstos en el artículo 10 del Marco Regulatorio Eléctrico ley provincial 6.497 y sus modificatorias y sustitutivas y complementarias, enmarcado en lo dispuesto por las leyes provinciales 7.549, 7.822, modificatorias, sustitutivas y complementarias, así como las leyes nacionales 15.336, 24.065, 26.190, 27.191, 27.424, modificatorias, sustitutivas y complementarias y sus decretos reglamentarios y demás normativa asociada vigente".
La norma, que habla de recursos de la energía distribuida y no solamente de generación distribuida, prevé todos los elementos necesarios para la promoción de la coordinación de estos recursos a través de múltiples modalidades, la modernización de las redes de distribución mediante medición inteligente, la regulación de los sistemas de almacenaje de energía eléctrica que están al llegar y, por qué no, la implementación de micro redes mediante la integración de todos los anteriores.
Si bien desde 2015 la provincia de Mendoza cuenta con normas regulatorias que habilitan la implementación de sistemas de generación distribuida, al tratar otros recursos de la energía distribuida y no solamente regular la autogeneración, la nueva ley resulta mucho más amplia y permite pensar en muchas opciones, tanto técnicas como jurídicas, para encauzar el fenómeno del autoconsumo.
Siendo ya media mañana, el aburrimiento de Sofía no puede ser mitigado mediante la improvisación de simples canciones. Por suerte, ya hay noticias sobre la recuperación paulatina del sistema, merced a los enormes y complejos esfuerzos de todos los actores de la actividad. Pronto tendremos energía eléctrica. Y si bien la crisis habrá quedado en el pasado, lo que seguramente nunca vamos a olvidar, será "El Blues de la Falta de Luz".