El debut de la Lepra no pudo ser como todos deseaban. Es que el Azul que había tenido una buena actuación durante 85 minutos, en el final una desatención defensiva dejó al equipo de Garnero sin nada.
Más allá de la derrota, Independiente Rivadavia mostró carácter y por momentos buen juego. Hay cosas por mejorar, como en cada inicio de torneo. El próximo viernes la Lepra tiene revancha en su cancha y ante su gente.
Muy buen primer tiempo del Azul de mitad de cancha hacia adelante. Sergio Modón y Agustín Sanfilippo se asociaron correctamente, Franco Dolci fue una constante rueda de auxilio y Juan Pablo Pereyra comandó los ataques, llevando peligro al área de Cavalotti en más de una oportunidad. El tema estuvo atrás.
Hubo desatenciones notorias en la línea defensiva que se tradujeron en ocasiones de gol para el local. Gaspar Servio, que venia de equivocarse en una, sacó dos pelotas impresionantes para mostrar sus credenciales.
Gimnasia y Esgrima de Jujuy ofreció poco desde la creación y el primer tiempo se apagó con un justo cero a cero, aunque quedó la sensación de que Independiente Rivadavia pudo haberse llevado algo más al entretiempo en el estadio “23 de Agosto”.
La segunda etapa mostró a un Independiente tan ordenado como en el principio, aunque con un evidente desgaste físico producto de que recién ha finalizado la pretemporada.
Por su parte Gimnasia aprovechó la tenencia de la pelota y produjo acciones por las bandas, aunque el flamante golero “Leproso” Gaspar Servio se mostraría intratable debajo de los tres palos.
El equipo dirigido por el “Dany” Garnero tuvo sus ocasiones en los pies de Diego Cardozo, que ingresó por el lesionado Daniel Imperiale, Gautier y Pereyra, pero en todos los casos se falló en el disparo final.
Así y todo, el trámite general del juego fue interesante, de ritmo vertiginoso y con ambos equipos compartiendo el protagonismo. Pero una histórica ley del fútbol dice que cuando no aprovechás tus ocasiones, lo terminás pagando caro. Y así fue...
A falta de seis minutos para el pitazo final y cuando Garnero ya pensaba en equilibrar la mitad de la cancha con el ingreso de Matías Villarreal, Luis Peralta se elevó en soledad en el área de Independiente y de cabeza marcó el único tanto del partido, que determinaría una inmerecida derrota mendocina, pero absolutamente justa.
Ahí nomás el DT cambió de planes y no fue Villarreal quien ingresó, lo hizo Emanuel Torres para sumar gente en el ataque, Sin embargo esto no surtió efecto.
Una lástima, el elenco de Daniel Garnero hizo méritos suficientes para llevarse algo, pero no pudo ser. Será, tal vez, frente a Estudiantes de San Luis, en el estadio Bautista Gargantini, la chance indicada para dar vuelta la página y levantarse rápido de este primer traspié, en un torneo sumamente extenso.
