La Lepra no levanta cabeza, el que mal empieza...

Independiente ganaba con gol de Abelairas, pero jugó un pésimo segundo tiempo y Almagro se lo dio vuelta. Tiene 2 de 9 y volvió a la zona roja de los promedios.

La Lepra no levanta cabeza, el que mal empieza...

Independiente ganaba con gol de Abelairas, pero jugó un pésimo segundo tiempo y Almagro se lo dio vuelta. En el inicio de torneo, sacó 2 de 9 y volvió a la zona roja de los promedios. ¡Ay, Lepra!

La primera impresión es la cuenta. Basta ese primer golpe de vista para notar que este Independiente no tiene la jerarquía individual que tenía el elenco de Alfredo Berti. Y no se trata de comparar por comparar. De hecho, el sistema de juego elegido por Pepe Romero, y hasta algunos intérpretes, son los mismos. Pero no. Y no se trata de una cuestión de actitud. Porque si algo le sobra a este elenco son las ganas por darle una satisfacción a los hinchas. Se trata de las formas. Del cómo para llegar al qué, de lo estético como método para alcanzar un objetivo. Y allí, en ese terreno, la sentencia surge natural y es irrefutable. Esta Lepra, al menos por ahora, está muy lejos de asimilarse a la del semestre pasado (aún con la espada de Damocles hasta el final).

¿Dónde habrá quedado aquél equipo del primer tiempo ante Chicago? Veloz, equilibrado, incisivo, punzante, agresivo por las bandas y generador de situaciones nítidas de gol. Parece que se quedó en Mataderos. Porque por el Gargantini hace poco más de una semana tampoco “pintó”. ¿Y ayer en Villa Raffo? Continuó brillando por su ausencia.

Después de un primer cuarto de dominio local, el Azul se despertó de su letargo y comenzó a presionar en tres cuartos. Si bien el 4-3-3 no parecía el sistema adecuado para contrarrestar a un adversario que se hacía rengo para atacar por el sector derecho, la dinámica de los volantes y el sacrificio de Cerutti y Méndez sirvió para nivelar el desarrollo. Pero faltaba una vuelta de tuerca.

Entonces, lo que no pudo lograr desde el juego lo consiguió a través de una pelota parada aislada en la que Pitu Abelairas le dio con rosca y un Limousín tapado por muchas cabezas (entre ellas la rubia de Gisi) puñeteó el aire y 1 a 0.

Fue un instante posterior a que las pequeñas sociedades (Navas-Cerutti, por derecha) y (Abelairas-Méndez, por izquierda) hicieron mella en un rival aturdido y adormecido que salió a jugar el complemento como pedía el partido: con el cuchillo entre los dientes. La historia comenzó a inclinarse cuando Ruiz Méndez le puso tiza a su zurda y la colgó del ángulo de Aracena. Golazo. Y acto seguido, cuando Grelak entendió que el revulsivo lo tenía en el banco (Ariel Chaves) y Bonansea conectó de cabeza un hermoso centro de volea de Compagnucci.

Ni Independiente ni Romero tuvieron la reacción necesaria para no dejarse llevar por delante (¿será hora de meter mano en el equipo titular?) y la Lepra resignó otros tres puntos que parecía tener en el bolsillo. ¿Conclusión? Tiene 2 de 9 y el promedio vuelve a acosar. Arranque impensado del Azul. Desazón absoluta del pueblo leproso. Para salir adelante hará falta un plus de todos. Sí, porque normalmente el que mal empieza…

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