El Independiente Rivadavia de Martín Astudillo se presentó ante su gente. Totalmente renovado, claramente con mayor jerarquía que el de la última temporada, y con una idea de juego muy ambiciosa. Sí, es la primera versión de una propuesta que aún está en desarrollo, está lejos de ser la ideal que pretende el entrenador.
Aunque con lo poco que mostró ante All Boys, alcanzó para vislumbrar lo atractivo, lo encantador de una oferta futbolística que es poco común en la segunda categoría nacional. Sin brillo, con mucho detalle por pulir pero muy interesante en su fase Beta.
Los "desarrolladores" Astudillo y Aldunate prometen que la versión final de este Independiente puede ser muy superior a la exhibida ante el Albo. Porque tiene la suficiente jerarquía en nombres propios, porque así va a sorprender a más de uno y por lo inaudita que es esta propuesta para un equipo que entiende perfectamente que su lucha está en la tabla de los promedios y no en las de posiciones.
En este aspecto, justamente, se abre un debate: ¿es esta la manera correcta con la que un equipo debe luchar por la permanencia en la categoría?
Quizá ser más mezquino puede resultarle más productivo pero esta elección ya la hizo el entrenador y el tiempo le dará o no la razón a Martín Astudillo.
La Lepra, ella misma, se pone alto el listón. Y está bien que así sea porque lo peor que le puede suceder es considerarlo bueno al punto sumado ante All Boys.
En las mismas caras de los futbolistas y del cuerpo técnico, pos empate, podía vislumbrarse el fastidio por la paridad. No es un buen punto y de poco sirve para los promedios. El equipo va gestando una actitud ganadora, es auto exigente y también es consciente que quedó en deuda ante su público.
A esta fase Beta la pone en jaque los tiempos del fútbol, que no son los mismos que tiene un desarrollador de software. En un plazo no muy largo deberá exhibirse una versión más estable, más confiable de este osado 4-3-3. La Lepra está aún en desarrollo...
