De las victorias que rebasan de emoción alma y corazón. Más que por la envergadura del rival, por los modos. La manera con la que Independiente Rivadavia se quedó con los tres puntos es sin dudas lo más alentador a la hora de pensar en el tramo final de esta B Nacional que tan esquiva le fue desde siempre al Azul.
Si alguien observaba el partido desconociendo por completo la tabla de los promedios, no podía imaginarse de ninguna manera que el equipo de azul está antepenúltimo y el otro primero.
Intenso, concentrado, compenetrado y comprometido en su idea, Independiente le destrozó todos los circuitos de juego a un Argentinos que, totalmente desconcertado por el escenario adverso, recurrió a la pierna fuerte (Fydriszewski debió irse expulsado por darle un puntapié a Yeimar, cuando el colombiano estaba en el piso).
El Bicho de Heinze (que hacía catorce fechas que no perdía) no estaba acostumbrado a correr detrás de la pelota. Se fastidiaba porque no lograba imponerse a la presión agobiante a la que era sometido todos y cada uno de sus receptores de mitad de cancha hacia adelante.
Aunque también el Azul lo molestó desde el fondo. Nunca lo dejaron al equipo de La Paternal jugar con comodidad, ni siquiera cuando intentaba salir jugando con sus defensores.
Independiente entendió a la perfección lo que debía hacer y lo llevó a cabo sin fisuras. Cardozo le sacaba lustre a su zurda fantástica y metía un golazo de tiro libre. El mensaje quedaba en evidencia: la Lepra estaba fina. A la incansable presión le seguía de manera inmediata, ya con el balón en su poder, un despliegue ofensivo que se realizaba a máxima velocidad. En las transiciones defensa-ataque se explicaba gran parte del secreto del antídoto anti-Bicho que había elaborado Berti.
Para el complemento la disputa del balón ya no iba a ser tan intensa. El Azul replegaba sus líneas con el fin de comprimir espacios aunque sin descuidar su faceta ofensiva. Pierde Rolón en la salida con Cerutti y le deja servida la contra de tres contra tres que termina en gol del propio Cerutti, la figura del partido.
Era 2-0 y no sonaba exagerado para nada. El descuento de Batallini sobre los 30' sólo iba a llevar incertidumbre por lo corto de la diferencia no por lo que mostraba Argentinos dentro del campo de juego. El Bicho había quedado extenuado por la intensidad que le impuso el Azul, que ya le pegaba de punta y para arriba.
Independiente ganó con una tremenda personalidad y manda un mensaje casi temerario a sus rivales en la permanencia. No es para menos.
Desde 2013 que no ganaba 3 en fila
El 13 de noviembre de 2013, el Independiente Rivadavia que conducía por aquel entonces Roberto Trotta vencía 3-1 a Sarmiento de Junín en el Bautista Gargantini y, de esta manera, hilvanaba su tercera victoria consecutiva (antes había vencido a Banfield y Villa San Carlos).
Este era el último antecedente que tiene la Lepra en la B Nacional con tres alegría al hilo hasta que ayer el equipo de Alfredo Berti igualó el récord. Hay otro dato curioso. En la ida, en La Paternal, la Lepra pudo haber llegado también a su tercera victoria seguida pero el Bicho lo amargó en aquella oportunidad. El Azul de Martín Astudillo enfrentaba a Argentinos tras vencer a Boca Unidos y Nueva Chicago.
