Si sos hincha de la Lepra y te gusta la timba jugale al 48, sí, al del “muerto que parla”. Porque cuando se moría el partido y en Floresta se festejaba el empate en el Bautista Gargantini, apreció el “Torito” Lucero para empujar una pelota que bajó Strahman y desatar, en mismísimo minuto 48, como había sucedido una semana atrás en Campana ante Villa Dálmine, la alegría de todo el pueblo leproso. Y no es para menos en esta carrera de salvar la categoría ante rivales que tampoco aflojan. Lo cierto es que Independiente Rivadavia metió un triunfazo ante un Gimnasia y Esgrima de Jujuy que llegó a Mendoza en busca del liderazgo en la tabla de posiciones.
No fue bueno lo del Azul anoche. Tampoco fue tan malo, pero quizás el empate le quedaba mejor a un trámite en el que el protagonismo fue cambiando de camiseta. Gabriel Gómez había trabajado toda la semana buscando el once ideal para afrontar un partido que en la previa se sabía complicado. Y aunque había un estimativo de lo que podría ser para el DT azul ante el Lobo jujeño, nadie pensaba en el ingreso de Lautaro Disanto que terminó siendo importante en el esquema leproso.
Lo cierto es que al principio costó. Y fue porque el equipo visitante, dirigido por Martín Astudillo (confeso hincha de la Lepra), se plantó bien y no dejó jugar a los cerebros de la Lepra. Independiente sufría cuando la pelota pasaba por los pies de Mauricio Asenjo, pero que de a poco entre Rodríguez y Rébola fueron controlando esa situación.
La segunda parte llegó con una tarjeta roja para Sanabria para dejar al equipo visitante con un jugador menos y con mucho tiempo por delante. Ni lerdo ni perezoso, Gabriel Gómez mandó a la cancha a José Méndez por un Negri que estuvo -quizás por la posición- más ausente que presente.
Y acertó con el cambio el DT. Es que en la segunda que tomó el “Loquillo” metió un quiebre de cintura en el borde del área y metió un bombazo de derecha que se clavó en el ángulo de Burrai.
Y estaba firme el Azul. Pero una falta en el sector izquierdo del ataque derivó en un tiro libre que un minuto más tarde Blanco, ante la mirada de Aracena y el delantero en el área chica definió.
Hasta el final fue todo de la Lepra. Porque Astudillo apuntó al empate pero el Azul no claudicó y encontró en el minuto 48, el de su suerte, un triunfo que anima a soñar con la permanencia.